INVOCACIONES
(1976)
INVOCACIÓN A LOS DEMONIOS
Dónde están los demonios,
aquellos que me fueron anunciados
en el santo bautismo.
Aquí conmigo todos los pecados
y aquellos que vendrían por las noches
a vigilar mi sexo
enamorados de mis ojos.
DEMONIO DE LA FE
Anunciaremos el destino del hombre
y el recorrido de la sangre.
Disponemos para ello
de verdaderos monstruos interiores
amantes de la ley.
Músicas celestiales
acompañarán nuestra palabra hasta el final.
DEMONIO DE LA VERDAD
Venid, demonio del sol
ama conmigo las tinieblas del hombre.
INVOCACIÓN A LOS DIOSES
Venid atletas del amor.
Venid a destruir las diferencias
traed vuestros arcángeles a compartir
mi mesa y mis olores.
Mi fragancia
es la fragancia antigua de los templos
venid
venid con vuestras vírgenes.
DIOS DE LA PERVERSIDAD
Abre mi cuerpo
como violento tulipán en el verano.
Que caigan sobre mí los pájaros atroces.
Purifica mi piel con sangre de tus vírgenes
dame tu savia
su flujo transparente. |
DIOS DEL MIEDO
Uvas maduras en racimos
caían sobre la negra seda de tu cuerpo.
Todo ocurrió en la infancia
entre las voluptuosas bestias
que aparecían por las noches
y la severa mirada de mi padre.
SALTO MORTAL
(1977)
Agosto 1976, Buenos Aires.
CARTA DEL ADIÓS
Todo poeta
y así he de llamarme de ahora en más
debe escribir -tarde o temprano-
su carta del adiós.
Pretendo todo lo que sea posible
en el recorrido hacia lo inefable,
lo inefable en sí, no me interesa.
Soy lo que se dice un caminante, un viejo marino.
De los puertos,
sólo tenues fragancias,
sólo el color maduro de las fresas.
Mi vida está en el mar,
en las distancias,
en las lejanas sombras de la noche.
Algas marinas y serenas luces de ultramar, guían mi destino.
Toda voluntad será deliberada o no será.
Y habrá quien busque desesperadamente el manto de oro,
las letras del origen.
Habrá quien mate y quien bendiga el inquietante murmullo
del recuerdo.
Adoradores del sol,
atletas del olvido,
burdos encantadores de serpientes.
Abomino de todas mis pertenencias.
Dejo la nada.
La violencia de un gesto imperceptible,
donde la locura,
la verdadera locura,
es todavía una esperanza.
Hago un tajo feroz sobre la tierra.
Divido el mundo en dos. 
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