SUMARIO
Editorial
Ramón María del Valle Inclán
Rosa gnóstica (fragmento)
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Miguel Oscar Menassa
Pequeña historia (1961)
Juegos prohibidos
Ella y el viento
Pollera de noche
La ciudad se cansa (1963)
Nosotros dos éramos todo el mar
Algunas de ellas
Pensamientos del poeta
22 poemas y la máquina... (1966)
La realidad juega...
Adolescente pescador
Salomón
Los otros tiempos (1970)
Las lápidas siempre son...
Capitán Cat
Y nos quedamos a solas
Psicología animal y arte (1975)
Poema cero
Post scriptum
25 de diciembre...
Yo pecador (1975)
Raif mi padre
Junto con las batallas perdimos...
Yo soy Miguel el nieto de Naur y de Faride
Ángela mi madre
Invocaciones (1976)
Invocación a los demonios
Demonio de la fe
Demonio de la verdad
Invocación a los dioses
Dios de la perversidad
Salto mortal (1977)
Carta del adiós
Puesta en escena
29 de marzo de 1977, Madrid
Canto a nosotros mismos... (1978)
Toro sentado el visionario III
Toro sentado el visionario V
Toro sentado el visionario VIII
El amor existe y la libertad (1984)
La guerra
El amor existe
El oficio de poeta
Agenda Grupo Cero
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LA JUVENTUD
II

Cuando todos esperaban mi desaparición, desaparecía.
Era el perfecto encanto de la poesía a todo confort.
Un buitre almacenando su propia carroña.
Una tristeza empequeñecida por el logro de ser.

A cielo abierto tocaba nota desesperada:
amo y soy amado.
Terca serpiente amada atada a mi garganta,
hoy te lloro, te hago pedazos en mis ojos,
tengo conmigo, esa crueldad ambicionada.

Después fuimos ese delirio abierto
donde cabía, perfectamente, el olvido.
Y ahora te espero, vertiente de luz,
embrujo de la niebla, noche de día,
escondido para siempre en tus ojos,
abiertos a la soledad de mirar.

Salmos desesperados, perdidos,
entonados casi sin ninguna fe,
para la pequeña diosa sin habla.

AÚN PUEDO DECIR AMOR

POEMA BODAS
15 DE JULIO DE 1994- 15 DE JULIO DE 1969

Después de veinticinco años, aún, te amo,
en el borde mismo de un futuro imposible.
Hemos sentido, juntos, el sublime delirio,
de vivir siempre, en libertad, enamorados
y fuimos atravesando, casi sin aliento,
el corte brusco, inesperado, de la muerte.

Y, sin embargo, aquí estamos, una vez más,
valientes y, al mismo tiempo, temerosos,
con el ansia infinita o eterna de comenzar,
a pesar del profundo dolor irremediable,
una nueva, esperanzada, abierta vida.

Por eso, por haber vivido a tu lado,
lleno de amor, en plena libertad,
es que quisiera proponerte amada,
en un enjambre de luz, deseo ardiente,
arremeter contra el tiránico dolor,
que quiere consumirnos y, como antaño,
amar de los amores la cuantiosa belleza,
sumergirnos, sin más, en nuestras carnes,
insondables delicias de lejanos misterios
y dejar que la vida venga a estar con nosotros
y nuestros más amados desde lejanas soledades,
infinitos vacíos negros en el espacio, amarán,

tiernamente, con alegría, nuestros nuevos amores.

Ahora, también, y lo deseo, voy a cantarte,
como se cantan los hechos fuertes de la vida.
Como esos sencillos terremotos que, sin saber,
contienen la inmensidad, el ruido de lo eterno.
Como la brisa del otoño, casi sin darse cuenta,
rompe el preludio de los arrebatos veraniegos.
Como aquel tango que se bailó sólo una vez
o la orquesta maravillosa que sólo fue silencio.

Hoy quiero cantar como se cantan los himnos en la guerra,
por esas duras, sempiternas batallas que nunca sostuvimos.
Por todos los amores que no fueron, por las vidas quebradas,
por nuestra infinita, sana, soberbia de abrazarnos al fracaso,
para poder seguir viviendo juntos,
para poder seguir mirándonos, vivos, erguidos,
altaneros por haber sobrevivido todo mal, por haber mirado,
frente a frente los espectaculares cataclismos:
un siglo envenenado, la muerte tirada, sin más, en nuestro
lecho
y nosotros, después de todo llanto, entre el dolor
desesperado,
decíamos palabras, caminábamos de un lado para otro,
esperando, sabiendo de antemano
que nuestro gran amor vencería a la muerte.

Es por eso que hoy, quiero cantar con fuerza,
con una voz de hierro, una canción,
que llegue hasta los mismos confines de todo el universo,
para que nunca más nadie pueda confundirse
cuando se hable del amor.
Amor, el nuestro,
que se levanta aunque ya nadie pueda soportarlo,
sobre todo dolor, toda penuria, todo fracaso,

(sigue..)

 


La propia vida del hombre de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 80x80 cm.

Un argentino en España (1987) Amores perdidos (1995) Llantos del exilio (2001) La maestría y yo (2007) Escritos del amor (2016)
España por fin es mi país, Madrid mi ciudad Los indios (I) Como elefante triste La poesía no se enamora nunca 30 de enero de 1977, por la noche, Madrid
Ella es una gordita simpática La juventud (II) Cumplir 60 años. Prisionero El sexo no cae 11 de febrero de 1977, Madrid
Bujía supersónica de luz Aún puedo decir amor Al sur de Europa (2002) Aforismos y decires (2008) Política y amor. Lo que nunca te contaron (2020)
Poemas y cartas a mi amante loca... (1987) Las 2001 noches Poesía, aforismos, frescores... (997) Para que algo nazca, algo tiene que dejar... 182_ Ahora que nadie puede quitarme lo que tengo… Después de cumplir 70
Cuando envejezca Noche cero No fue París, fue Buenos Aires Canciones [2003-2004] (2010) Poemitas de los 81 años (2021)
He viajado Noche 428 El punto en la guerra lo pone el que pierde A los sesenta y tres me divorciaré, por fin... Me recibí de guapo
Llegar, querida, llegar Noche 1238 La mujer y yo (2003) Pepe y los poderosos La vejez me pisa los talones
Noche vieja Noche 2001 Nos mirábamos a los ojos y nos decíamos Carnaval de la tercera edad (2011) Poemas olvidados (2021)
La patria del poeta (1991) Noche 374 (de repuesto) Ella me busca, siempre, todo el día Carnaval 2004 en Madrid Cuando claves tus ojos en el futuro
Menos uno La poesía y yo (2000) A medida que me acerco a los 70 años Carnaval de la tercera edad o cómo llegar a los 100 años Estábamos con la banda
La patria del poeta (I) La muerte del hombre El hombre y yo (2005) Notas Diálogos Redes Sociales Flamenco... (2015) Yo quisiera producir
Adiós cultura mi señora He atentado contra todo El hombre y yo (1) Ahora andarán diciendo  
  Límite uno: el amor El hombre y yo (11) Soy el cantor
  El hombre y yo (23) Querida. querida Olga

 

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA