11 de febrero de 1977, Madrid
Siete días sin escribirte y fue a causa del dolor.
Perdí todos los días, todos los planetas.
Me despojé del último recuerdo,
sólo tu cuerpo florecido entre mis dientes,
sólo tu cuerpo de paloma mensajera
despedazado por la verdad,
por las matemáticas del desorden.
El dolor me hizo bien,
también es un entretenimiento,
un lujo del amor,
una muralla más.
Volemos sus cimientos.
Inventemos la nada, el hombre necesita espacio.
No hay que temer,
la locura
está con nosotros.
Hueco final,
horda de los amantes.
POLÍTICA Y AMOR.
LO QUE NUNCA TE CONTARON
(2020)
DESPUÉS DE CUMPLIR 70
I
La poesía debe ser cuidada y protegida
porque también es un arma
contra el feroz enemigo
que maltrata nuestro cuerpo
y amenaza nuestra vida.
Pero no tengamos miedo
que lo pueden casi todo
pero con la poesía, aún,
no saben lo que hacer.
Cuando el juez me preguntó
dónde estaba el dinero,
yo, con cara de perdido,
le dije: “¡Dinero! Yo nunca tuve
y, además, quiero decirle
que nunca tuve dinero,
por eso nunca supe
dónde vivía el dinero”. |

El profesor de pintura de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 80x80 cm.
II
La jueza auxiliar
sonriente preguntó:
“¿Y, entonces, puede decirme
de qué vivía el señor?”
“De mi trabajo, señora.
Y antes de que me pregunte
se lo digo yo: Es un trabajo digno,
le hago el bien a mucha gente”.
Volvió a intervenir la jueza:
“Y, entonces, ¿por qué le da vergüenza?”
“Me da vergüenza porque yo trabajo
para muchas mujeres más viejas que usted”.
“¿Y cuál es su trabajo con esas mayores?”.
“Las enseño a amar y a escribir poesía”.
“¿Y sólo por eso le pagan?”
“Pero eso no es eso, mi querida jueza,
eso es el amor, la vida misma”.
La jueza auxiliar
se puso a gritar
que a su lado quería un hombre ideal.
“Ese hombre me habló del amor,
ese hombre enalteció la vida”.
Y la jueza gritaba y gritaba
y el hombre se tiró por la ventana.
(sigue...) |