III
El hombre se estrelló
contra el asfalto.
Todo el mundo gritaba
pero nadie se acercaba.
El hombre se moría,
un poco se moría
cuando pasó a su lado
una bella señorita.
La bella se arrodilló
junto al cuerpo de aquel hombre,
lo acarició y lo besó
con tanta gracia y ternura
que el hombre llegó a pensar:
“Yo no me quiero morir,
quiero resucitar,
para besar esos labios
y escuchar aquella voz,
para tenerla en mis brazos
y darle todo mi amor”.
La mujer tomó distancia
del recién resucitado y le dijo:
“Yo sólo sirvo para resucitar,
ya hice mi trabajo,
ahora usted tendrá que trabajar.
El amor, el sexo y el dinero
están ahí al alcance de todos.
A trabajar entonces,
para poder soñar, imaginar.
La poesía tiene el don de producirse.
Y como se trata de un trabajo,
todos los hombres y mujeres
pueden hacer poesía.
Que poeta no se nace,
que con la vida se hace
y, también, con la lectura
de otros más grandes que yo”.  |
POEMITAS DE LOS 81 AÑOS
(2021)
ME RECIBÍ DE GUAPO
Me recibí de guapo
allá en Pompeya,
antes del terraplén,
y nunca tuve necesidad
de demostrarlo.
Era tan bello el hombre
que a nadie le importaba
si era guapo o no.
Todo el mundo lo amaba
por el manejo del arco
con o sin flecha.
Era ligero de palabra
y hablaba del revés
cual guapo verdadero.
LA VEJEZ ME PISA LOS TALONES
La vejez me pisa los talones
pero no pienso mirar para atrás,
aunque me reclamen amores pasados
o muertos queridos para conversar.
Mirando siempre adelante
la vejez casi no existe
y las flores en silencio
muestran toda su belleza.
No alcanzaremos la inmortalidad,
por otra parte, inhumana,
pero llegar a los 100 años
no costará casi nada.
Y si se me permitiera,
yo seguiré caminando
escribiendo algunos versos
y haciendo el amor a ratos.

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