JOSÉ EMILIO PACHECO
México, 1939 |
ECUACIÓN DE PRIMER GRADO
CON UNA INCÓGNITA
En el último río de la ciudad, por error
o incongruencia fantasmagórica, vi
de repente un pez casi muerto. Boqueaba
envenenado por el agua inmunda, letal
como el aire nuestro. Qué frenesí
el de sus labios redondos,
el cero móvil de su boca.
Tal vez la nada
o la palabra inexpresable,
la última voz
de la naturaleza en el valle.
Para él no había salvación
sino escoger entre dos formas de asfixia.
Y no me deja en paz la doble agonía,
el suplicio del agua y su habitante.
Su mirada doliente en mí,
su voluntad de ser escuchado,
su irrevocable sentencia.
Nunca sabré lo que intentaba decirme
el pez sin voz que sólo hablaba el idioma
omnipotente de nuestra madre la muerte.
INMEMORIAL
El misterioso día
se acaba con las cosas que no devuelve.
Nunca nadie podrá reconstruir
lo que pasó ni siquiera en éste
más cotidiano de los mansos días.
Minuto, enigma irrepetible.
Quedará tal vez
una sombra, una mancha en la pared,
vagos vestigios de ceniza en el aire.
Pues de otro modo qué condenación
nos ataría a la memoria por siempre.
Vueltas y vueltas en derredor de instantes vacíos.
Despójate
del día de hoy para seguir ignorando y viviendo.

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?Antes del amor de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 41x24cm.
ACELERACIÓN
DE LA HISTORIA
Escribo unas palabras
y al minuto
ya dicen otra cosa,
significan
una intención distinta,
son ya dóciles
al Carbono 14:
Criptogramas
de un pueblo remotísimo
que busca
la escritura en tinieblas.
LAS PALABRAS DE BUDA
Todo el mundo está en llamas: lo visible
arde y el ojo en llamas interroga.
Arde el fuego del odio.
Arde la usura.
Arden el nacimiento y la caída.
Arde el dolor.
El llanto, el sufrimiento
arden también.
La pesadumbre es llama.
Y una hoguera es la angustia
en la que arden
todas las cosas:
Llama,
arden las llamas,
arden las llamas,
mundo y fuego, mira
la hoja al viento, tan triste, de la hoguera.
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