Bertold Brecht
Alemania, 1898 |
SOY UNA ANCIANA
Al despertarse Alemania
recortaron las pensiones. Mis hijos
me daban dinero de vez en cuando. Pero yo
ya no podía comprar casi nada. Al principio
iba menos a las tiendas donde antes compraba a diario.
Pero un día me lo pensé mejor y volví
a diario a la panadería y a la verdulería
como antigua clienta.
Escogía cuidadosamente entre los comestibles
y no me llevaba ni más ni menos que antes:
añadía los panecillos al pan y los puerros al repollo y sólo
cuando me hacían la cuenta, lanzaba un suspiro
rebuscaba con mis rígidos dedos en el monedero
y confesaba, sacudiendo la cabeza, que no me alcanzaba
el dinero para pagar aquellas pocas cosas y,
con nuevos movimientos de cabeza,
salía de la tienda, a la vista de los parroquianos.
Y me decía:
si todos los que no tenemos nada
dejamos de aparecer donde se exhibe la comida,
podrían pensar que no necesitamos nada.
Pero si venimos y no podemos comprar nada,
se sabrá cómo están las cosas.
Traducción: José Muñoz Millanes

Piel de pieles de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 60x60 cm.
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Johann Wolfgang Goethe
Alemania, 1749 |
LA FUERZA DE LA COSTUMBRE
¡Amé ya antes de ahora, mas ahora es cuando amo!
Antes era el esclavo; ahora el servidor soy.
De todos el esclavo en otro tiempo era;
a una beldad tan solo mi vasallaje doy;
que ella también me sirve, gustosa, a fuer de arnante,
¿cómo con otra alguna a complacerme voy?
¡Creer imaginaba, pero ahora es cuando creo!
Y aunque raro parezca y hasta vituperable,
a la creyente grey muy gustoso me adhiero;
que al través de mil fuertes duras contrariedades,
de muy graves apuros e inminentes peligros,
todo de pronto leve se me hizo y tolerable.
¡Comidas hacía antes, pero ahora es cuando como!
Buen humor y alegría bulléndome en el cuerpo,
al sentarme a la mesa todo pesar olvido.
Engulle aprisa el joven y se va de bureo;
a mí, en cambio, me place yantar en sitio alegre;
saboreo los manjares y en su olor me recreo.
¡Antaño bebí, hoy es cuando bebo a gusto!
El vino nos eleva, nos hace soberanos
y las lenguas esclavas desata y manumite.
Sí, sedante bebida no escatiméis, hermanos,
que si del rancio vino los toneles se agotan,
ya en la bodega el nuevo mosto se está enranciando.
La danza practiqué e hice su panegírico,
y en cuanto oía sonar la invitación al baile
ya estaba yo marcando mis honestas posturas.
Y aquel que muchas flores cortó primaverales,
por más que todas ellas a guardar no acertara,
siempre le queda, al menos, un ramo razonable.
¡Sus, y a la obra de nuevo! No pienses ni caviles;
que quien amar no sabe a las floridas rosas
solo encuentra después espinas que le pinchen.
Del sol, hoy como ayer, fulge la enorme antorcha;
de las cabezas bajas aléjate prudente,
y haz que tu vida empiece de nuevo a cada hora. 
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