X. 24
Los diferentes ángulos de la lluvia
nos distraen de la más íntima
naturaleza de la lluvia:
caer siempre perpendicular a algo.
Así a veces cae perpendicular al corazón,
pero el corazón tiene miedo
y escapa de todas las perpendiculares.
Otras veces cae perpendicular a los muertos,
pero los muertos ya no aciertan ninguna geometría.
Y otras veces cae perpendicular a la noche,
pero la noche la abraza como un surtidor por todas partes.
Sin embargo la perpendicular de la lluvia,
para cumplir su llamado,
no necesita ni siquiera una línea,
sino tan sólo un punto donde poder caer
y hundirse plenamente.
Roberto Juarroz
La rosa y el espejo de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 160x100 cm.

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Siempre que ocurre una catástrofe, del tipo que sea, hay un periodo en el que el dolor acapara toda la atención. Paralizados, algunos no pueden apartar la mirada de los hechos y otros, como método de defensa, desvían toda emoción hasta neutralizarla.
Sea como fuere, pasados esos primeros instantes, se impone una reflexión acerca de lo ocurrido.
El desastre que ha dejado a su paso la DANA en los pueblos de Valencia, principalmente, nos obliga a hacer examen de conciencia, a pensar qué estamos haciendo con el planeta desde hace tiempo. Por qué los intereses económicos priman sobre, ya no el bienestar, sino la vida de las personas. Por qué no se planifican las ciudades coherentemente. Por qué los recursos se desvían de instituciones esenciales, como la sanidad.
El ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor, lo vemos en cada acontecimiento. Por suerte, la solidaridad es grande y hay una gran movilización para ayudar donde más falta hace, a pie de calle.
Aun sabiendo que es prácticamente inútil, me atrevo a pedir a los gobernantes, sean del pelaje que sean, que pongan los medios para evitar desastres como éste. La esperanza es lo último que se pierde, dicen, y nuestra obligación es permanecer esperanzados, confiando en lo mejor que hay en nosotros.
Carmen Salamanca. Directora
carmensalamanca@grupocero.info


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