SUMARIO
Editorial
Miguel Oscar Menassa
La vida vive en mis palabras
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Paul Éluard
Te lo dije
Tu fe
César Vallejo
Estáis muertos
Germán Pardo García
Elegía a los muertos actuales
Gloria Fuertes
Los pájaros anidan
Luis Cernuda
Elegía española
Friedrich Hölderlin
Los robles
Youssef Saadi
El momento
Gabriela Mistral
Vieja
Emily Dickinson
632
Miguel Oscar Menassa
La mujer y yo (10)
Aforismos
Agenda Grupo Cero

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Paul Éluard

Francia, 1895

TE LO DIJE

Te lo dije para las nubes
te lo dije para el árbol del mar
para cada ola para los pájaros en las hojas
para los guijarros del ruido
para las manos familiares
para el ojo que se vuelve rostro o paisaje

y el sueño le devuelve el cielo de su color
para toda la noche bebida
para la reja de los caminos
para la ventana abierta para una frente descubierta
te lo dije para tus pensamientos para tus palabras
toda caricia toda confianza se sobreviven.

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TU FE

¿Soy acaso otra cosa que tu fuerza?
Tu fuerza en tus brazos,
tu cabeza en tus brazos,
tu fuerza en el cielo descompuesto,
tu cabeza que yo llevo.
Ya no jugarás conmigo,
heroína perdida,
mi fuerza se mueve en tus brazos.

Traducción: Claire Deloupy


Navegando entre titanes de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 50x60 cm.

César Vallejo

Perú, 1892

POEMA LXXV

ESTÁIS MUERTOS

Qué extraña manera de estarse muertos.
Quienquiera diría no lo estáis. Pero, en verdad,
estáis muertos, muertos.

Flotáis nadamente detrás de aquesa membrana que,
péndula del zenit al nadir, viene y va
de crepúsculo a crepúsculo, vibrando ante la sonora caja
de una herida que a vosotros no os duele.
Os digo, pues, que la vida está en el espejo,
y que vosotros sois el original, la muerte.

Mientras la onda va, mientras la onda viene,
cuán impunemente se está uno muerto. Sólo cuando
las aguas se quebrantan en los bordes enfrentados
y se doblan y doblan, entonces os transfiguráis
y creyendo morir, percibís la sexta cuerda
que ya no es vuestra.

Estáis muertos, no habiendo antes vivido jamás. Quienquiera diría que, no siendo ahora,
en otro tiempo fuisteis. Pero, en verdad, vosotros sois
los cadáveres de una vida que nunca fue.
Triste destino el no haber sido sino muertos siempre.
El ser hoja seca sin haber sido verde jamás.
Orfandad de orfandades.

Y, sin embargo, los muertos no son,
no pueden ser cadáveres de una vida
que todavía no han vivido.
Ellos murieron siempre de vida.

Estáis muertos.

 

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA