TERCER MANIFIESTO
DEL GRUPO CERO
De la guerra,
lo supimos todo,
estamos asqueados.
Las carnes maceradas,
los pechos ensangrentados,
las almas,
arrancadas de su lugar y lanzadas,
para siempre al vacío.
Desde entonces aconsejamos,
nunca más raíces,
nunca más para nosotros,
la ilusión de tener.
Llevamos con nosotros la muerte,
somos humanos.
La caricatura de lo indecible.
Una guerra de las palabras,
contra la biología,
contra la física moderna.
Somos,
la gran alternativa,
el sexo contraatómico.
La verdad,
el síntoma perfecto.
Soy,
el único que no cambia,
pasa la muerte,
y sin embargo,
me mantengo joven.
Pasa la mierda,
y aún,
mantengo mis perfumes,
mi culo virgen,
mi mujer indemne,
los pasaportes y el amor,
en regla.
Poeta desde siempre,
no necesité,
de mi cuerpo para vivir.
A los voraces reclamos de la justicia,
le fui dando palabras,
soy por eso,
la única pieza del sistema,
completa.
Mi cuerpo,
no existe.
Esta vez,
venir,
hemos venido por el prestigio.
Somos,
los destapadores de cloacas,
los roñosos,
los últimos buscadores de piojos,
el hazme reír,
los que emigramos sin saber,
los extranjeros.
Somos,
mi amor,
la marejada de mierda,
contra la antigüedad.
Los encargados de tocarle el culo,
al enfant terrible,
a las bellas y pequeñas tacitas de porcelana,
y a tu gesto de reina,
entre las más altas copas de los árboles.
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Somos,
los bárbaros,
venimos,
para decirlo de alguna manera,
a pinchar los globos.
Miguel Oscar Menassa
Cuando el rumbo no está claro y el horizonte se empaña de nerviosismo y pena.
Cuando la verdad es una ilusión que desaparece tras los cristales del tiempo.
Cuando los amigos traicionan o se evaden sin explicación.
Cuando la libertad es una quimera, escurridiza y precaria.
Cuando la realidad se impone con la crueldad propia del cobarde que se muestra pero no habla...
Entonces es el momento de la poesía, que nos marca el rumbo, nos indica la verdad, nos acompaña y libera, hasta vencer cualquier atisbo de duda cotidiana.
No hay que olvidarlo: Cuando todo está destruido, la solución es poética.
Así las cosas, hemos querido rendir un pequeño homenaje a nuestro Director Jubilado, quien, a sus 74 años recién cumplidos, nos ha enseñado a valorar la única palabra que no miente: la palabra poética.
Carmen Salamanca

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