SUMARIO
Editorial
Gloria Fuertes
Todavía hay gente que al viento le llama Céfiro
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Sor Juana Inés de la Cruz
Quéjase de la suerte
Soneto
Guillaume Apollinaire
Océano de tierra
Sombra
Antonio Machado
A un olmo seco
Proverbios y Cantares (XX y XXVIII)
Un loco
Pedro Salinas
No en palacios de marmol
Los cielos son iguales...
Paul Celan
Corona
Olga Orozco
Corre sobre los muelles
Ahora brilla otra vez
Adelanto de la "Antología Poética" de Miguel Oscar Menassa
Comencé a darme cuenta
Estoy contento de tanto haber amado
He vuelto de los más negros atardeceres
Abierto, yo estaba abierto y te lo decía
Aforismos
Estudia psicoanálisis. Temporada 2018-2019

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PEDRO SALINAS

España, 1891

NO EN PALACIOS DE MÁRMOL

No en palacios de mármol,
no en meses, no, ni en cifras,
nunca pisando el suelo:
en leves mundos frágiles
hemos vivido juntos.
El tiempo se contaba
apenas por minutos:
un minuto era un siglo,
una vida, un amor.
Nos cobijaban techos,
menos que techos, nubes;
menos que nubes, cielos;
aún menos, aire, nada.
Atravesando mares
hechos de veinte lágrimas,
diez tuyas y diez mías,
llegábamos a cuentas
doradas de collar,
islas limpias, desiertas,
sin flores y sin carne;
albergue, tan menudo,
en vidrio, de un amor
que se bastaba él solo
para el querer más grande
y no pedía auxilio
a los barcos ni al tiempo.
Galerías enormes
abriendo
en los granos de arena,
descubrimos las minas
de llamas o de azares.
Y todo
colgando de aquel hilo
que sostenía, ¿quién?
Por eso nuestra vida
no parece vivida:
desliz, resbaladora,
ni estelas ni pisadas
dejó detrás. Si quieres
recordarla, no mires
donde se buscan siempre
las huellas y el recuerdo.
No te mires al alma,
a la sombra, a los labios.
Mírate bien la palma
de la mano, vacía.

 

LOS CIELOS SON IGUALES...

Los cielos son iguales.
Azules, grises, negros,
se repiten encima
del naranjo o la piedra:
nos acerca mirarlos.
Las estrellas suprimen,
de lejanas que son,
las distancias del mundo.
Si queremos juntarnos,
nunca mires delante:
todo lleno de abismos,
de fechas y de leguas.
Déjate bien flotar
sobre el mar o la hierba,
inmóvil, cara al cielo.
Te sentirás hundir
despacio, hacia lo alto,
en la vida del aire.
Y nos encontraremos
sobre las diferencias
invencibles, arenas,
rocas, años, ya solos,
nadadores celestes,
náufragos de los cielos.

PAUL CELAN

Rumanía, 1920

CORONA

En mi mano el otoño come su hoja: somos amigos.
Extraemos el tiempo de las nueces y le enseñamos a
caminar:
regresa el tiempo a la nuez.

En el espejo es domingo,
en el sueño se duerme,
la boca dice la verdad.

Mi ojo asciende al sexo de la amada:
nos miramos,
nos decimos palabras oscuras,
nos amamos como se aman amapola y memoria,
nos dormimos como el vino en los cuencos,
como el mar en el rayo sangriento de la luna.

Nos mantenemos abrazados en la ventana, nos ven desde
la calle:
tiempo es de que se sepa,
tiempo es de que la piedra pueda florecer,
de que en la inquietud palpite un corazón.
Tiempo es de que sea tiempo.

Es tiempo.

 

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA