LEOPOLDO DE LUIS
España, 1918 |
QUÉ HACÉIS AQUÍ
Abrazados, pequeños, aturdidos,
alguien les preguntó súbitamente:
"¿Qué hacéis aquí? ¿Quién os ha puesto enfrente?"
La sístole apretaba los latidos.
¡Qué hacéis aquí! ¿Acaso habrá respuesta?
¿Quién puede contestar esas preguntas?
Cuerpos amantes, bocas, manos juntas,
arias para una música funesta.
"¡Qué hacéis aquí!" La noche es una rota
madre que se vacía gota a gota
hacia el río de un alba sin sentido.
¡Qué hacéis aquí, amándose en lo oscuro
mientras contra la piedra de este muro
un extraño animal lanza su aullido!
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CANCIÓN DE PLATA
De plata son los ríos
que bajan a mi orilla con tus besos.
De plata, amor, son esos
sueños tuyos, tan míos.
Cuando me miras son, ya plata pura,
la luz y el aire más brillantes
y tus ojos amantes
como de plata oscura.
Hoja de plata, canta
tu amor y tu alegría.
Cuando me trae tu risa cada día
de plata es tu garganta.
De plata es el sonido
del tiempo cuando pasa
poniendo en la ternura de la casa
un eco estremecido.
Plata caliente eres. Pura brillas
desnuda hacia la aurora.
Fundidas irán siempre, como ahora,
amor, nuestras orillas.

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El lago de la esperanza, de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 100x73 cm.
LOS TESTIGOS
(Fin de siglo)
Habían huido. Ceniza y espanto.
Metralla y un alma de escombros.
La vida es un saco picudo en los hombros,
el tiempo y el sueño en el llanto.
Habían huido. Silencio desnudo
y el mundo vacío que cabe en un hueco
de sombra. La música antigua es un eco,
la vieja palabra en los labios de un mudo.
Habían huido. Paisajes de roca.
Habían huido. Ni Dios en la boca
hubiera colmado su sed peregrina.
Un día los niños sabrán por qué huyeron.
Europa moría con los que se fueron.
Tú y yo desde lejos miramos su ruina.

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