SUMARIO
Editorial
Carilda Oliver Labra
Hablo con todos
Notas de dirección
Carmen Salamanca
Vicente Aleixandre
Unidad en ella
César Vallejo
Trilce. LXXV
Miguel Hernández
El rayo que no cesa. 2
Germán Pardo García
Temor en la claridad
Los enigmas
Robert Desnos
¡Oh dolores del amor!
XXI. Jamás otra que tú
Adelanto del libro
“ANTOLOGÍA POÉTICA”
de Miguel Oscar Menassa
Ella y el viento
Ella y la lluvia
Todos los cuentos terminan con la vida o con la muerte. I
Todos los cuentos terminan con la vida o con la muerte. II
Frescores
El creacionismo - sus antecedentes (I)
El creacionismo - sus antecedentes (II)
Flamenco, Tango y Poesía
Descargar nº 156
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MIGUEL HERNÁNDEZ

España, 1910

EL RAYO QUE NO CESA
2

¿No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras
y de fraguas coléricas y herreras
donde el metal más fresco se marchita?

¿No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras
como espadas y rígidas hogueras
hacia mi corazón que muge y grita?

Este rayo ni cesa ni se agota:
de mí mismo tomó su procedencia
y ejercita en mí mismo sus furores.

Esta obstinada piedra de mí brota
y sobre mí dirige la insistencia
de sus lluviosos rayos destructores.

Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.

Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.

Como el toro me crezco en el castigo
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.

Como el toro te sigo y te persigo
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.

GERMÁN PARDO GARCÍA

Colombia, 1902

TEMOR EN LA CLARIDAD

Hay un sitio en el mundo, ¿en dónde, en dónde?
Un sitio claro, inmensamente claro;
de inagotable claridad, un faro
que a una señal clarísima responde.

¿En qué sitio del mundo, por qué esconde
su resplandor altísimo, y avaro
me deja oscuridad y desamparo?
¿Será preciso que en mi cuerpo ahonde?

Porque a veces yo siento que esa llama
me inviste y arde cual latente escama.
Que yo soy esa antorcha que se esconde.

Que la llevo en las manos y la busco.
Que con mi propia claridad me ofusco
y vivo preguntando: ¿en dónde, en dónde?

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LOS ENIGMAS

¡Si no lloviera más y si escampara,
porque llueve sin fin y sordamente!
¡Si volviera aquel ser que hállase ausente!
¡Si la noche densísima llegara!

Salgo a observar: la noche intensa y clara.
No diluvia, la sombra es envolvente
y entre mi corazón está presente
la persona que nunca se alejara.

Mas siento que diluvia, sí, lo escucho.
diluvia inmensamente hace ya mucho.
La noche no ha enlutado todavía

y es de noche y no llueve y nadie falta.
¡Y en la nocturna oscuridad me asalta
la angustia de que llueve y es de día!

 

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NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA