SUMARIO
Editorial
Miguel Oscar Menassa
A los sesenta y tres me divorciaré, por fin
Notas de dirección
Carmen Salamanca
Pedro Salinas
Me debía bastar
Empújame, lánzame...
Los cielos son iguales
Tú vives siempre de tus actos
Amor, Amor, catástrofe
Todo dice que sí
Qué alegría, vivir
¿Regalo, don, entrega?
Bertolt Brecht
Siempre de nuevo, desde que trabajamos entre varios
Canción de la rueda hidráulica
Louis Aragon
Los poetas
Socios de honor
40 años de Menassa en España
La invitación del presidente
Presentación y Concierto
Flamenco, Tango y Poesía
¿Infidelidad?
Videoclip Poesía y Pintura
Mi única familia
Suicidio asistido
En defensa propia
Agenda completa
 
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PEDRO SALINAS

España, 1891

AMOR, AMOR, CATÁSTROFE

Amor, amor, catástrofe.
¡Qué hundimiento del mundo!
Un gran horror a techos
quiebra columnas, tiempos;
los reemplaza por cielos
intemporales. Andas, ando
por entre escombros
de estíos y de inviernos
derrumbados. Se extinguen
las normas y los pesos.
Toda hacia atrás la vida
se va quitando siglos,
frenética, de encima;
desteje, galopando,
su curso, lento antes;
se desvive de ansia
de borrarse la historia,
de no ser más que el puro
anhelo de empezarse
otra vez. El futuro
se llama ayer. Ayer
oculto, secretísimo,
que se nos olvidó
y hay que reconquistar
con la sangre y el alma,
detrás de aquellos otros
ayeres conocidos.
¡Atrás y siempre atrás!
¡Retrocesos, en vértigo,
por dentro, hacia el mañana!
¡Que caiga, todo! Ya
lo siento apenas. Vamos,
a fuerza de besar,
inventando las ruinas
del mundo, de la mano
tú y yo
por entre el gran fracaso
de la flor y del orden.
Y ya siento entre tactos,
entre abrazos, tu piel
que me entrega el retorno
al palpitar primero,
sin luz, antes del mundo,
total, sin forma, caos.

 

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1 Dibujo diario

1 Cuadro semanal

 

Lazo de sueños de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 50x61 cm.

TODO DICE QUE SÍ

Todo dice que sí.
Sí del cielo, lo azul,
y sí, lo azul del mar,
mares, cielos, azules
con espumas y brisas,
júbilos monosílabos
repiten sin parar.
Un sí contesta sí
a otro sí. Grandes diálogos
repetidos se oyen
por encima del mar
de mundo a mundo: sí.
Se leen por el aire
largos síes, relámpagos
de plumas de cigüeña,
tan de nieve que caen,
copo a copo, cubriendo
la tierra de un enorme,
blanco sí. Es el gran día.
Podemos acercarnos
hoy a lo que no habla:
a la peña, al amor,
al hueso tras la frente:
son esclavos del sí.
Es la sola palabra
que hoy les concede el mundo.
Alma, pronto, a pedir,
a aprovechar la máxima
locura momentánea,
a pedir esas cosas
imposibles, pedidas,
calladas, tantas veces,
tanto tiempo, y que hoy
pediremos a gritos.
Seguros por un día
-hoy, nada más que hoy-
de que los “no” eran falsos,
apariencias, retrasos,
cortezas inocentes.
Y que estaba detrás,
despacio, madurándose,
al compás de ese ansia
que lo pedía en vano,
la gran delicia: el sí.

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA