Ha pasado el Campeonato Mundial de fútbol. Estamos a finales del mes de julio, en Madrid.
Este hecho tiene una doble vertiente: por un lado, el famoso "opio del pueblo" (en un tiempo fue la religión, y quizá hoy sigue siéndolo, pero ahora hay otros equivalentes, tan poderosos para la afectividad general como es el fútbol).
Por otro lado, la también famosa decepción generalizada acerca de los resultados (nunca a gusto de todos) que son un reflejo de la incertidumbre acerca del futuro, la precariedad de la supervivencia, el malestar social inherente a esta crisis económica que genera crisis sociales, afectivas... existenciales al fin.
No sabemos dónde estamos, incluso ni siquiera de dónde venimos y, lo peor, no sabemos a dónde vamos...
El ser humano es una mezcla de afectos extraños, compulsiones destructivas, pensamientos contradictorios.
Se da muy a menudo el caso de que gente que ha sido ayudada para sobrevivir durante toda su existencia, reniega de sus benefactores cuando se le impone la más mínima ley.
Nadie aguanta a nadie, y nadie es capaz de ayudar a nadie.
En esta situación, nosotros, aspirantes a poeta, hemos decidido no caer en la trampa.
Las 2001 noches es un significante, y eso quiere decir que no vamos a darnos por vencidos, pese a la ingratitud, la infamia y el capricho de algunos/as (más de lo que hubiéramos imaginado nunca).
El significante está por encima de las particularidades y la miseria de cualquiera, y lo único que podemos hacer es continuar bajo su paraguas protector, bajo la enseñanza primera, para seguir adelante.
No tenemos derecho a privar a los futuros lectores de esta joya que es Las 2001 Noches.
Con este firme propósito, continuamos con la revista porque "Cuando todo está destruido, la única posibilidad es poética."
Carmen Salamanca