SUMARIO
Editorial
Konstantino Kavafis
Ítaca
Notas de dirección
Carmen Salamanca
Fernando Villalón
Situación
812
Pedro Salinas
La memoria en las manos
El alma tenías
Confianza
¿Fue como beso o llanto?
Madrid. Calle de...
Tránsito
¿Por qué tienes nombre tú?
Dame tu libertad
Jorge Guillén
Despertar español
Guirnalda civil
Ars vivendi
De senectute
Gerardo Diego
Tranvía
Azucenas en camisa
Vicente Aleixandre
Ciudad del paraíso
Ven siempre, ven
Miguel Oscar Menassa
10 de septiembre de 1976, Madrid
Frescores
El vanguardismo (II)
Socios de honor
Poesía y Flamenco
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JORGE GUILLÉN

España, 1893

DESPERTAR ESPAÑOL

¡Oh blanco muro de España!
Federico García Lorca

I

¿Dónde estoy?
Me despierto en mis palabras,
Por entre las palabras que ahora digo,
A gusto respirando
Mientras con ellas soy, del todo soy
Mi nombre,
Y por ellas estoy con mi paisaje:
Aquellos cerros grises de la infancia,
O ese incógnito mar, ya compañero
Si mi lengua le nombra, le somete.

No estoy solo. ¡Palabras!

Y merced a sus signos
Puedo acotar un trozo de planeta
Donde vivir tratando de entenderme
Con prójimos más próximos
En la siempre difícil tentativa
De gran comunidad.

A través de un idioma
¿Yo podría llegar a ser el hombre
Por fin humano a que mi esfuerzo tiende
Bajo este sol de todos?

II

Ay, patria,
Con malos padres y con malos hijos,
O tal vez nada más desventurados
En el gran desconcierto de una crisis
Que no se acaba nunca.
Esa contradicción que no nos deja
Vivir nuestro destino,
A cuestas cada cual
Con el suyo en un ámbito despótico.
Ay, patria,
Tan anterior a mí,
Y que yo quiero, quiero
Viva después de mí - donde yo quede
Sin fallecer en frescas voces nuevas
Que habrán de resonar hacia otros aires,
Aires con una luz
Jamás, jamás anciana.
Luz antigua tal vez sobre los muros
Dorados
Por el sol de un octubre y de su tarde:
Reflejos
De muchas tardes que no se han perdido,
Y alumbrarán los ojos de otros hombres
-Quién sabe- y sus hallazgos.

III

¡Fluencia!
Y nunca se interrumpe,
Y nunca llega al mar
Ni sabe de traiciones.
Río de veras fiel a su mandato,
A su fatal avance sesgo a sesgo,
Rumbo a la primavera con su estío,
Y en las agudas barcas
Las eternas parejas
de nuevo amor.
Y no hay más mundo que ése.

Un mundo bajo soles
Y nuestra voluntad.

Paso ha de abrirse por las nuevas sangres
Incógnito futuro
Libérrimo.
¿Vamos a él? Él es quien nos arrastra
Rehaciendo el presente
Fugaz
Mientras confluye todo por su curso
de cambio y permanencia,
España, España, España.

IV

Nuestra invención y nuestro amor, España
Pese a los pusilánimes,
Pese a las hecatombes -bueyes muertos-
Sobre las tierras yermas,
Entre ruinas y fábulas
Con luces de ponientes
Hacia noches y auroras.

Y todo, todo en vilo,
En aire
De nuestra voluntad.

Queremos más España.


Veo surgir entre las sombras de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 60x60 cm.


El don del amor de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 60x60 cm.

Esa incógnita España no más fácil
De mantener en pie
Que el resto del planeta,
Atractiva entre manos escultoras
Como nunca lo es bajo los odios,
Creación sobre un trozo de universo
Que vale más ahondado que dejado.

¿Península? No basta geografía.
Queremos un paisaje con historia.

V

Errores y aflicciones. ¡Cuántas culpas!

Gran historia es así:
Realidad hay, compacta.

En el recuerdo veo un muro blanco,
Un sol que se recrea
Difundiéndose en ocio
Para el contemplativo siempre en obra.

¡Blanco muro de España!
No quiero saber más.
Se me agolpa la vida hacia un destino,
Ahí,
Que el corazón convierte en voluntario.

¡Durase junto al muro!

Y no me apartarán vicisitudes
De la fortuna varia.
¡Tierno apego sin término!
Blanco muro de España, verdadera:
Nuestro pacto es enlace en la verdad.

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GUIRNALDA CIVIL

Español a machamartillo:
El anatema en el bolsillo.

De pronto defiende su fe
Con la pistola o con el pie.

Chispea a veces, sin embargo,
A la luz de su sol amargo.

En torno siempre de una noria,
Se queda al margen de la Historia.

Español a machamartillo:
Los zapatos con mucho brillo.

* * *

Innúmeras son ya las vidas truncas.
Cadáveres sepultos no se sabe
Dónde: no hay cementerios de vencidos.
Gente medio enterrada en sus prisiones.
Algunos huyen, otros se destierran
Para no perecer de propia cólera.

Pero entre tantas muertes y catástrofes
Algo subsiste sin cesar feroz,
El más feroz de todos los poderes:
Vida, vida sin fin.

Y poco a poco,
Y sin cesar, inexorablemente
Se reanudan las formas cotidianas,
Se inventan soluciones.
La vida es implacable.

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ARS VIVENDI

Presentes sucesiones de difuntos.
Quevedo

Pasa el tiempo y suspiro porque paso,
Aunque yo quede en mí, que sabe y cuenta,
Y no con el reloj, su marcha lenta
-Nunca es la mía- bajo el cielo raso.
Calculo, sé, suspiro -no soy caso
De excepción- y a esta altura, los setenta,
Mi afán del día no se desalienta,
A pesar de ser frágil lo que amaso.

Ay, Dios mío, me sé mortal de veras,
Pero mortalidad no es el instante
Que al fin me privará de mi corriente.

Estas horas no son las postrimeras,
Y mientras haya vida por delante,
Serán mis sucesiones de viviente.

 

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NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA