SUMARIO
Editorial
Konstantino Kavafis
Ítaca
Notas de dirección
Carmen Salamanca
Fernando Villalón
Situación
812
Pedro Salinas
La memoria en las manos
El alma tenías
Confianza
¿Fue como beso o llanto?
Madrid. Calle de...
Tránsito
¿Por qué tienes nombre tú?
Dame tu libertad
Jorge Guillén
Despertar español
Guirnalda civil
Ars vivendi
De senectute
Gerardo Diego
Tranvía
Azucenas en camisa
Vicente Aleixandre
Ciudad del paraíso
Ven siempre, ven
Miguel Oscar Menassa
10 de septiembre de 1976, Madrid
Frescores
El vanguardismo (II)
Socios de honor
Poesía y Flamenco
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PEDRO SALINAS

España, 1891

¿POR QUÉ TIENES NOMBRE TÚ?

¿Por qué tienes nombre tú,
día, miércoles?
¿Por qué tienes nombre tú,
tiempo, otoño?
Alegría, pena, siempre
¿por qué tenéis nombre: amor?

Si tú no tuvieras nombre,
yo no sabría qué era,
ni cómo, ni cuándo. Nada.

¿Sabe el mar cómo se llama,
que es el mar? ¿Saben los vientos
sus apellidos, del Sur
y del Norte, por encima
del puro soplo que son?

Si tú no tuvieras nombre,
todo sería primero,
inicial, todo inventado
por mí,
intacto hasta el beso mío.
Gozo, amor: delicia lenta
de gozar, de amar, sin nombre.

Nombre: ¡qué puñal clavado
en medio de un pecho cándido
que sería nuestro siempre
si no fuese por su nombre!

 

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Argucias de la noche de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 50x50 cm.

DAME TU LIBERTAD

Dame tu libertad.
No quiero tu fatiga,
no, ni tus hojas secas,
tu sueño, ojos cerrados.
Ven a mí desde ti,
no desde tu cansancio
de ti. Quiero sentirla.
Tu libertad me trae,
igual que un viento universal,
un olor de maderas
remotas de tus muebles,
una bandada de visiones
que tú veías
cuando en el colmo de tu libertad
cerrabas ya los ojos.
¡Qué hermosa tú libre y en pie!
Si tú me das tu libertad me das tus años
blancos, limpios y agudos como dientes,
me das el tiempo en que tú la gozabas.
Quiero sentirla como siente el agua
del puerto, pensativa,
en las quillas inmóviles
el alta mar, la turbulencia sacra.
Sentirla,
vuelo parado,
igual que en sosegado soto
siente la rama
donde el ave se posa,
el ardor de volar, la lucha terca
contra las dimensiones en azul.
Descánsala hoy en mí: la gozaré
con un temblor de hoja en que se paran
gotas del cielo al suelo.
La quiero
para soltarla, solamente.
No tengo cárcel para ti en mi ser.
Tu libertad te guarda para mí.
La soltaré otra vez, y por el cielo,
por el mar, por el tiempo,
veré cómo se marcha hacia su sino.
Si su sino soy yo, te está esperando.

 

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA