SUMARIO
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Juan Gelman
XCI
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Viernes
El loro
El parasol de piel de cabra
El arco
La semilla
El libro
César Vallejo
Batallas
Blaise Cendrars
Panamá o las aventuras de mis siete tíos (I)
Panamá o las aventuras de mis siete tíos (II)
Panamá o las aventuras de mis siete tíos (III)
Panamá o las aventuras de mis siete tíos (IV)
Frescores
Norma Menassa
El decadentismo
Seminario Sigmund Freud Gratuito
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BLAISE CENDRARS

Suiza, 1887

PANAMÁ O LAS AVENTURAS
DE MIS SIETE TIOS

A Edmond Bertrand, barman del Matachina

Libros
Ciertos libros hablan del Canal de Panamá
Ignoro qué dicen los catálogos de las bibliotecas
Y no escucho los periódicos financieros
Aunque los boletines de la Bolsa sean nuestra plegaria
cotidiana

El Canal de Panamá se halla íntimamente vinculado a mi
infancia...
Yo jugaba bajo la mesa
Disecaba moscas
Mi madre me narraba las aventuras de sus siete hermanos
De mis siete tíos
Y cuando recibía alguna carta
¡Qué deslumbramiento!
Aquellas cartas de hermosas estampillas exóticas con versos
de Rimbaud como leyenda
Este día no me contó nada
Y me quedé muy triste debajo de mi mesa

También por aquel tiempo leí la historia del terremoto
de Lisboa
Pero estoy seguro
Que el crac de Panamá es de una importancia más universal.
Pues trastornó toda mi infancia.

Tenía un bello libro de estampas
Y veía por primera vez
La ballena
El nubarrón
La morsa
El sol
La Gran Morsa
El león el oso el chimpancé la serpiente de cascabel y la
mosca
La mosca
La terrible mosca
-¡Mamá, las moscas las moscas! ¡Y los troncos de los
árboles!
-duerme, duerme hijo mío
Ahasverus es un idiota

Tenía un bello libro de estampas
Un gran galgo llamado Durak
Una niñera inglesa
Banquero
Mi padre perdió las tres cuartas partes de su fortuna
Como tantas honradas gentes que perdieron su dinero en
aquel crac
Mi padre
Menos tonto
Perdió el de los demás,
Tiros.
Mi madre lloraba.
Y aquella noche me enviaron a dormir con la niñera inglesa

Al cabo de un largo número de días...
Debimos mudarnos
Y las pocas habitaciones de nuestro departamentito estaban
atiborradas de muebles
Ya no nos hallábamos en nuestra villa de la costa
Pasaba a solas días enteros
Entre los muebles amontonados
Hasta se podía romper la vajilla
Tajear los sillones
Demoler el piano...
Al cabo de un largo número de días
Llegó una carta de uno de mis tíos

¡El crac de Panamá hizo de mí un poeta!
Cosa sorprendente
Todos los de mi generación
También son muchachos
Que han sufrido peripecias extrañas
Ya no jugamos con los muebles
Ya no jugamos con trastos viejos
Nos embarcamos
Se cazan ballenas
Se matan morsas
Siempre se tiene miedo de la mosca tsetsé
Pues a nosotros no nos gusta dormir.

El oso el león el chimpancé la serpiente de cascabel me
enseñaron a leer...
Oh aquella primera carta que descifré solo más efervescente
que la creación entera
Mi tío decía:
Soy carnicero en Galveston
Los mataderos quedan a seis leguas de la ciudad
Y soy yo quien transporta los animales aún chorreantes de sangre, al atardecer, a lo largo de la playa
A mi paso los pulpos se yerguen en el aire
Mientras se pone el sol...
Pero había ahí algo más
La tristeza
Y la añoranza de su país.

Tío, desapareciste durante el ciclón de 1895
He visto después la ciudad reconstruida y he paseado a la
orilla del mar por donde tú llevabas las reses
ensangrentadas.
Una banda del Ejército de Salvación tocaba tras las rejas de
un kiosko
Me ofrecieron una taza de té
Nunca encontraron tu cadáver
Y al cumplir veinte años heredé los 400 dólares de tus
economías
También poseo la caja de bizcochos que te servía de
relicario
Es de hojalata:
Toda tu pobre religión
Un botón de uniforme

Una pipa cabila
Unos granos de cacao
Una docena de acuarelas pintadas por ti
Y las fotos de las bestias, los toros gigantes que llevas del
ronzal
Estás en mangas de camisa con un delantal blanco

A mí también me gustan los animales
Bajo la mesa
Solo
Jugaba entonces con las sillas
Armarios puertas
Ventanas
Mobiliario moderno-style
Animales preconcebidos
Que reinan en las casas
Como la reconstitución de las bestias antediluvianas en los
museos
¡El primer escabel es un uro!
Destrocé las vitrinas
Y arrojé todo aquello
La villa entera, como alimento a mi perro
Las estampas
Los libros
La mucama
Las visitas
¡Qué risa!

¿Cómo quieren que prepare mis exámenes?
Ustedes me han enviado a todos los pensionados de Europa
Liceos
Gimnasios
Universidad
¿Cómo quieren que prepare mis exámenes
Cuando pasa una carta bajo la puerta?
He visto
¡Hermosa pedagogía!
He visto en el cine el viaje que hizo
Tardó sesenta y ocho días en llegar a mí
Cargada de faltas de ortografía
Mi segundo tío:
Me he casado con una mujer que hace el mejor pan del
distrito
Mi vecino más próximo está a tres días de viaje
Ahora soy buscador de oro en Alaska
Nunca he encontrado más de 500 francos de oro en mi pala
¡La vida ya no se paga en su valor!
Tres dedos se me helaron
Hace frío...
Pero había ahí algo más
La tristeza
Y la añoranza de su país.
Oh tío, mi madre me ha contado todo
Robaste unos caballos para huir con tus hermanos
Te empleaste de mozo a bordo de un cargo-boat
Te quebraste una pierna al saltar de un tren en marcha
Y después del hospital, estuviste en prisión por haber
detenido una diligencia
Y hacías poesías inspiradas en Musset
San Francisco:
Allí leíste la historia del general Suter aquél que conquistó
California para Estados Unidos
Y que, ya millonario, se arruinó por el descubrimiento de
minas de oro en sus tierras
Largo tiempo cazaste en el valle de Sacramento, en donde
he trabajado roturando el suelo
¿Y qué ocurrió?
Comprendo tu orgullo
Comer el mejor pan del distrito y la rivalidad de los
vecinos 12 mujeres cada 1.000 kilómetros cuadrados
Te encontraron
Con la cabeza agujereada por un tiro de fusil
Tu mujer no estaba allí
Tu mujer volvió a casarse de nuevo con un rico fabricante
de confituras

Tengo sed
Santo Dios
De la gran puta
De la gran puta
Querría leer “El Avisar de Neuchâtel” o “El Correo de
Pamplona”
En medio del Atlántico no se está más cómodo que en una
sala de redacción
Giro en la jaula de los meridianos como una ardilla en la
suya
¡Vaya! he ahí un ruso de cabeza simpática
Adónde ir
Tampoco él sabe dónde dejar su equipaje
En Leopoldville o en la Sedyerah cerca de Nazaret, en lo de
mister Junod o en casa de mi viejo amigo Perl

 

(sigue..)


Diana Navarro de Miguel Oscar Menassa. Óleo sobre lienzo de 40x120 cm.
NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA