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El decadentismo
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FRESCORES

EL DECADENTISMO

El decadentismo ha sido una corriente artística, filosófica y literaria europea, de la burguesía europea, que tuvo origen en Francia, y lleva su nombre al ser asociado a la revista "Le Decadente" fundada en 1886 por un grupo literario. Se de-sarrolló en toda Europa a finales del siglo XIX. Surgió en una época de paso, de transición, de la economía basada en la libre concurrencia, o sea el mercado libre, en la que el vendedor y el comprador acordaban el precio, y la economía de las grandes concentraciones financieras e industriales, es decir, del paso de la libre concurrencia a la economía del predominio de los monopolios, a la concurrencia tan sólo entre monopolios, que es lo que caracteriza al imperialismo, fase superior y última del capitalismo en la que hoy vivimos.

A diferencia del positivismo, filosofía burguesa reflejada en las obras artísticas, propia de la burguesía de la libre concurrencia, con su expresión artística correspondiente: el naturalismo de las décadas anteriores al 1886 inspirado en una cultura del "laissez fair", eminentemente racional, los fundamentos filosóficos del decadentismo son de carácter irracional, y sus aspiraciones aristocráticas y sus tendencias culturales contrastan claramente con los procesos de democratización social de la época. Es decir, el decadentismo corresponde a la etapa más reaccionaria de la burguesía capitalista, a la etapa que corresponde al imperialismo.

Ante la crisis económica y financiera de finales del siglo XIX surge la idea de la crisis de valores, del fin de ciclo y de la decadencia de lo establecido.

La decadencia fue, así, mucho más que declive y ocaso. Fue también un estado anímico y literario especial, una ecuación alquímica que dió forma a lo nuevo en la descomposición de lo viejo, un nihilismo irrepetible y depurado, hecho de desesperanza y sorna.

Nacido como dijimos siendo una reacción al realismo imperante, el decadentismo, un término despectivo creado por la crítica académica, se deriva del romanticismo, tuvo como padre espiritual a Charles Baudelaire y se caracteriza por defender la evasión de la realidad cotidiana y la celebración de la individualidad aislada de su entorno social. La estética decadentista es una visión elitista, reaccionaria y hedonista de la vida. De ahí que algunos de sus miembros sean considerados como poetas malditos (Verlaine, Rimbaud, y sea la fuente de inspiración: Charles Baudelaire)

Agrega a algunos de los rasgos simbolistas y parnasianos el concepto del malditismo poético, del poeta maldito.

El poeta maldito parte de una visión muy pesimista de la existencia, a la que considera problemática y degradada. Su respuesta, a menudo, se encamina hacia una complacencia morbosa en los signos de la decadencia humana: la corrupción moral, la crueldad, la exaltación de la fuerza, la atracción por lo enfermizo y lo depravado. Otras veces, el poeta maldito busca el refinamiento estético y vital. Por este motivo, la figura del "dandi" (o "dandy") está muy vinculada a la del poeta maldito. El programa vital del dandi se basa en el narcisismo (estima por encima de todo su propia vida y su propio placer), en la exaltación de la estética y de la elegancia, en el cuidado esmerado de su persona (en el vestir, en sus formas exquisitas, en el rigor intelectual y en la perfección verbal de su conversación), en la provocación de la extrañeza y el desconcierto en los demás, en la excentricidad; el dandi huye de la vulgaridad y se muestra imperturbable ante la adversidad. Muchos de estos rasgos del dandismo, en conclusión, están presentes también en el poeta maldito, que escribe como poeta maldito, pero también vive como tal, y potencia su fama y organiza su propia vida como si fuera una actuación literaria.

Uno de los típicos representantes del dandismo, del malditismo poético y del Decadentismo fue el francés Charles Baudelaire, autor de libros polémicos como Las flores del mal (donde el poeta, que a menudo invoca en sus poemas a Satán -el poeta maldito se siente también atraído por el satanismo-, describe sus infiernos personales, sus inmoralidades, sus miserias, y, de paso, los infiernos, las inmoralidades y las miserias del ser humano) o Los paraísos artificiales, donde se incluye un provocativo repertorio de métodos de evasión artificial, siendo el protagonista de anécdotas como la de haber luchado en la Revolución francesa de 1848 en las barricadas al lado del pueblo y contra los burgueses, pero con guantes, un sombrero de copa y un fusil último modelo.

Otro poeta maldito es Jean Arthur Rimbaud que murió, tras llevar una tormentosa existencia que refleja sobre todo en sus poemas juveniles, con 37 años, muy joven, como muchos de los poetas malditos, que propugnaban la autodestrucción como una forma de protesta contra la rutinaria existencia.

Otros "malditos" conocidos fueron Óscar Wilde (su obra El retrato de Dorian Gray resume a la perfección su visión de la existencia) y Edgar Allan Poe.

El Decadentismo, pues, surge de la concepción de la existencia de los poetas malditos, y, además, tiene estas características:- Como ya hemos apuntado, parten de la idea de que viven en una sociedad depravada (la burguesa), frente a la que actúan como marginados.

-Como forma de protesta "antiburguesa" cultivan la atracción por lo morboso, lo oscuro, lo enfermizo, lo cruel, lo inmoral o lo depravado; son "nihilistas" y anárquicos en sus comportamientos.

-También como forma de protesta contra los valores materialistas imperantes, buscan el refugio en la belleza artística (como los parnasianos), en el refinamiento personal, en mundos exóticos irreales. Otros medios de evasión característico son el erotismo, (uno de los decadentistas más conocidos, fué el italiano D'Annunzio, que escribió una obra titulada "El placer"), a menudo, portador de una sensualidad enfermiza donde tienen cabida el sadismo, el masoquismo y el tema de la mujer fatal (la vampiresa que aparece en Poe o Baudelaire) con la búsqueda de placeres extremos (incluidos los "paraísos artificiales" de Baudelaire…).

El Decadentismo influyó en la concepción de la poesía modernista española, aunque no se pueda decir que haya habido escritores españoles decadentes, ni siquiera obras enteras decadentistas, a excepción, tal vez, de las Sonatas de Valle-Inclán, quien fue quizá nuestro escritor más próximo al tópico del poeta maldito y bohemio.

(Continuará)

Norma Menassa
Psicoanalista
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