SUMARIO
Editorial
Jacques Prévert
Todo se iba..
Notas de dirección
Carmen Salamanca
Germán Pardo García
Sombras acústicas
Venus vesperal
Elegía a los muertos actuales
Atómica flor
Frescores
Norma Menassa
El realismo
Cesare Pavese
Las brujas
"En defensa propia" una película de Miguel Oscar Menassa
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FRESCORES

EL REALISMO

De darle algún sentido a la literatura, tendremos que reconocerle una intención apasionada de asumir la realidad que nos rodea, desnuda y esencial.

La preocupación que siempre estuvo pendulando de manera tácita o manifesta por el realismo, es que éste está presidiendo las búsquedas de manera implacable a través de las épocas.

No se trata de un problema estético, sino de una postura integral que desea resolverse también en la literatura, sería una búsqueda de ajustes entre el intelectual y la sociedad a la que pertenece y que marcará toda la novelística mundial, a partir del momento en que la presencia del protagonismo de lo colectivo, agotará la actitud literaria individualista e introspectiva.

El término realismo no siempre significó lo que hoy, porque se discrepaba acerca de lo que debía entenderse por realidad.

Para el platonismo la verdadera realidad no es la sensible, la que captan los sentidos, la realidad de los fenómenos, sino la suprasensible, la realidad de los epifenómenos, de los modelos divinos, de las ideas. La sensible no es sino sombra, apariencia, simulacro de la otra. Y esa otra: la esencial, la profunda, la verdadera, es la que el poeta se empeñará en imitar.

La realidad sensible es la arcilla que se introduce en los moldes divinos y de los cuales se saca ya transformada. Todo artista platónico tiene un ideal de belleza y a ese ideal somete la grosera realidad que le brindan los sentidos. Las Venus y los Apolos eran ese ideal concretado en el mármol.

Aristóteles, según Menéndez y Pelayo, fue tan idealista como su maestro, pues sostiene que el artista no debe imitar lo particular, lo individual, sino lo genérico, el paradigma de las cosas o de los seres.

La palabra realismo para designar el idealismo platónico, pertenece a la Edad Media. En la edad media los escolásticos colocaron como rivales a Platón y a Aristóteles y se dividieron en dos bandos. Los "realistas" y los "nominalistas", los primeros eran los platónicos, idealistas en esa época, ya que para ellos lo más real que existe es la idea o el pensamiento.

Dentro del campo quedó un concepto más cercano a Aristóteles que a Platón. Y se entendió por realismo la copia de la realidad sensible, fenoménica, la única que conocemos, una copia exacta, sin deformación voluntaria, sin "ilusión óptica", como diría Emilia Pardo Bazán. Porque deformación involuntaria, subjetiva, siempre hay. Si bien se distinguió una realidad objetiva y una realidad subjetiva se hizo por razones didácticas, porque en última instancia todo adquiere la forma de nuestro espíritu, todo se subjetiva.

El término realismo tiene una significación extensa. Se han creado otros términos como costumbrismo, psicologismo, naturalismo, verismo, retratismo, populismo, y referido al cine italiano, neorrealismo.

Costumbrismo y naturalismo son las designaciones más difundidas.

El costumbrismo es un realismo de órbita limitada: refleja costumbres, pero por tácito acuerdo, no todas las costumbres sino algunas: las populares y con preferencia las folklóricas y pintorescas. Realismo más objetivo que subjetivo, persigue el "color" y eso escasea en las clases altas, uniformadas por la urbanidad y los convencionalismos sociales. Por eso las clases altas quedan excluidas.

 

El psicologismo tendrá que ver con la novela psicológica del siglo XIX. El naturalismo correrá a cargo de Zola, la llamada escuela de Médan. El verismo de los italianos, el populismo, retratismo, neorrealismo, son nombres nuevos aplicados al viejo realismo, viejo como la misma literatura.

PROCESO HISTÓRICO DEL REALISMO

Ya en la historia de la literatura se venían desglosando las sociedades esclavistas y feudales, basadas en la estricta división entre el trabajo manual y el trabajo intelectual, donde la actividad intelectual era monopolio absoluto de las clases dominantes. El feudalismo distribuyó entre los nobles y señores el dominio del aparato político y en la Iglesia Católica el control de la vida cultural. Con la caída del feudalismo, se apagó la imagen del clero, del intelectual estrechamente vinculado con el poder.

A partir de la consolidación de la hegemonía burguesa sobre el conjunto de la sociedad política, otra cosa habría de ocurrir que marcará los primeros pasos de una dramática que hoy en día no terminó de resolverse. Esta hegemonía significó el despliegue de una serie de capacidades humanas que se resolvieron en nuevas técnicas y en una división creciente del trabajo intelectual.

La lucha de la burguesía involucró un proceso total en el seno del cual nació el intelectual moderno, de carácter laico, poseedor de una independencia relativa frente a las clases dominantes, derivada no sólo de las relaciones de producción sino también de la amplitud de las capacidades humanas liberadas de la tutela teológico-feudal.

Esto origina una cierta autonomía de los intelectuales y una idea de la libertad de la cultura, aunque supeditada a los flujos y reflujos de la presión de la realidad, fluctuando de acuerdo a las embestidas de la clases revolucionarias. El proletariado industrial cobra protagonismo, en búsqueda también de una liberación, el intelectual menos ligado a la cultura oficial rompe sus lazos con el grupo dominante y adhiere a los grupos sociales que cuestionan la hegemonía.

(Continuará)

Norma Menassa
Psicoanalista
normenassa@fibertel.com.ar

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA