EMILY DICKINSON
Estados Unidos, 1834 |
410
La primera noche de aquel día había llegado -
y agradecida de que algo
tan terrible - fuera tolerado
pedí a mi alma que cantara -
dijo que sus cuerdas estaban rotas -
su arco - en átomos destrozado -
y entonces para componerlo - me dio trabajo
hasta la otra mañana -
y luego - un día tan enorme
como repetidos ayeres,
desplegó su horror en mi cara -
hasta enceguecer mis ojos
mi cerebro -se echó a reír -
y a balbucear - como un idiota -
y aunque pasaron años - desde aquel día -
la risita perdura -
y algo extraño - dentro -
de la persona que yo era -
y ésta - que no siente lo mismo -
¿podrá ser locura?
........................................................................
508
Estoy concedida - ya no les pertenezco -
el nombre que dejaron caer sobre mi faz
con agua, en la iglesia de campo
terminó de gastarse, hoy,
pueden dejarlo con mis muñecas,
mi infancia, y los hilos de los conos,
que terminé de hilar -
bautizada, anteriormente, sin elegirlo,
pero esta vez, consciente, de la gracia -
en un supremo nombre -
llamada a mi conciencia - el creciente cayó -
el arco de la existencia total, se llenó,
con una pequeña diadema.
Mi segundo rango - demasiado pequeño el primero -
coronada - exultando - en el pecho de mi padre -
una inconsciente reina -
pero esta vez - adecuada - erecta,
con voluntad de elegir, o rechazar,
y yo elegí, sólo una corona -
|

Ruido subterráneo de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 73x50 cm.
601
Una tranquila - vida - de volcán -
que aleteaba en la noche -
cuando estaba lo bastante oscura
sin una borrosa visión -
una quieta - temblorosa tierra -
demasiado sutil para sospechar
por su naturaleza de este lado de Nápoles -
que el norte no puede detectar
el solemne - tórrido - símbolo -
los labios que nunca mienten -
cuyos corales sibilantes se abren - y cierran -
ciudades - que se trazuman -
Libros de Miguel Oscar Menassa
A la venta en e-libro.net
|
|