SUMARIO
Editorial
Miguel O. Menassa
La guerra
Notas de dirección
Carmen Salamanca
Rafael Alberti
Toro en el mar (1)
Toro en el mar (2)
Aquí, donde con mano desterrada
Paul Celan
Fuga de muerte
Canción de una dama en la sombra
Ojos
Ojo oscuro en septiembre
Tardío y profundo
Y así te transformaste
Mortaja
En vano dibujas corazones en la ventana
Quien se arranca el corazón del pecho en la noche
Ella peina su pelo como se peina a un perro
Frescores
Cesare Pavese
No hay generaciones perdidas
Próximos libros
Los secretos de un psicoanalista de Miguel Oscar Menassa (1)
Los secretos de un psicoanalista de Miguel Oscar Menassa (2)
Promoción especial para estudiar psicoanálisis
Curso 2011-2012
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Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2617)

FRESCORES

NO HAY GENERACIONES PERDIDAS*

Es la primera vez que leemos una reseña tan atenta y clara de aquello que los narradores italianos marxistas o filomarxistas han escrito en los últimos años. Y tenía que venir de parte católica.

El ecuánime ensayo de Carlo Falconi en “Humanitas” (mayo de 1950, nº 5) suscita una nube de pensamientos. Por ejempo, Falconi ha debido limitarse a resumir la trama de cada una de las novelas, y muchas de éstas, a pesar de que las valoraciones resultan diferenciadísimas, se asemejan bastante. Eso quiere decir que también para esta narrativa, que tiene fama de ocuparse desmedidamente del contenido, rigen las diferencias de estilo, y la llamada personalidad humana se salva.

Falconi llega a la conclusión de que no existe hoy en Italia una verdadera narrativa marxista, que las pocas novelas “exitosas” de esta corriente no van “mucho más allá de la crítica que un escritor burgués hubiera podido hacer”. Bienvenidos sean esos burgueses. Pero la explicación que Falconi atribuye a los comunistas es que “no se dará verdadera literatura marxista sino en una sociedad realmente tal”. Sea. Pero hoy nos apremia destacar la frase que un “escritor comunista” ha dicho a Falconi en torno a la crisis, a la insuficiencia narrativa de nuestro tiempo: “La nuestra es una generación en cierto sentido perdida y no se puede pretender más... Nuestro testimonio no puede ser sino polémico e imperfecto... Mañana nuestros hijos... podrán ser en cambio los testigos lírica o épicamente serenos, etc etc”. A nosotros esta frase nos repugna profundamente, y no tenemos dificultad en decir por qué. No hay generaciones perdidas -hay trabajadores y holgazanes, confusionistas y personas inteligentes. Si una sola generación tuviera por destino cultural resultar perdida, sacrificarse totalmente a la sucesiva, entonces para todas sería así y nos preguntaríamos con qué fin seguir trabajando. Quien no sabe ser feliz “aquí y ahora”, no lo será nunca. Y escribir, aunque sea combatiendo, quiere decir ser feliz. El escritor que no está contento con su trabajo en los días que le ha tocado vivir, no es un escritor. Y estamos seguros de que no lo será ni siquiera en el día beatífico en el cual la sociedad finalmente socialista le ofrecerá los más impecables modelos de civismo. Entonces encontrará que el mundo no es todavía comunista. Y así siguiendo.

La poesía (también la de los neorrealistas) no tiene nada que hacer con estas veleidades, con estas escapatorias. La poesía es la imagen “clara” de aquello que en la experiencia nos pareció “oscuro”, “misterioso”, “problemático”. En cualquier experiencia. Y en cualquier momento histórico que nos toque vivir.

Cesare Pavese
De “El oficio de poeta”
Traducción de Rodolfo Alonso y Hugo Gola

* La narrativa italiana inspirada en el marxismo, nota publicada póstumamente en “Cultura e resitá”, nº 2. Se refiere a un ensayo de Carlo Falconi así titulado, aparecido en la revista “Humanitas”, de Brescia.

 


Dibujo original de Miguel Oscar Menassa (D2619)

PRÓXIMOS LIBROS

LOS SECRETOS
DE UN PSICOANALISTA

Autor: Miguel Oscar Menassa
192 páginas
P.V.P. 15 €

4_
Ayer vino Tarzán a mi consulta, se tumbó en el diván habiéndome mostrado, previamente, sus habilidades para imitar a todo tipo de animales y personas y me dijo:
-Yo, estar claro, estar atado a un sinfín de cadenas de monos y mujeres. Ella lo único que tiene es ganas de tener algo. Poco a poco, voy perdiendo ganas de estar con mujer. Todo con ella ser pesado y doloroso, lleno de reclamos y con poco goce.
Yo, para intervenir, para tener mi participación en la página, le pregunté:
-En la selva, con la mona Chita, ¿usted gozaba más?
Como si lo que yo hubiera dicho fuera una tontería, siguió hablando en el mismo tono:
-Ella se parece a la muerte, mi querido doctor, a una mona muerta, a nada. No es que no tenga cerebro, es que no tiene cuerpo.

5_
Tarzán me pidió la segunda entrevista y aquí estamos, otra vez, conversando.
Él, al llegar, cacareó como una gallina después de poner un huevo y se tumbó en el diván.
-Yo estar atado por cadenas de extorsiones y monos. Ella se mata, ella se sufre, ella poner caras, yo estar hinchado las pelotas de tanto carnaval.
Ella es envidiosa y mala, aprovecha mi ingenuidad animal para pedirme lo que nadie le pudo ni le podrá dar y, encima, quiere que, después, vaya a trabajar y que, luego, todavía, la ame. Está loca como una mona loca, doctor, es evidente.
Yo, esta vez, tratando de no contradecirlo, grité, aullé como si mi madre hubiera muerto en mis brazos.
Él se quedó unos segundos atónito, después con los brazos caídos al costado de su cuerpo y haciéndome con los ojos como hacen los monos, me dijo:
-Lo he comprendido todo, doctor, ella, yo y los monos, somos un triángulo imposible. Mañana mismo dejaré la selva.
Yo, haciendo un movimiento como de tirar mi madre muerta a sus pies, le dije:
-Continuamos la próxima.

26_
Al llegar, le pregunté su edad y me dijo que tenía una edad en que la mujer, si la dejaran, lo podría todo.
-¿Psicoanalizarse también?
Y ella se sonrojó para decirme:
-Eso lo sabrá usted.
La miré detenidamente, sin ninguna pasión aparente. Los pómulos salientes me recordaban a las indias más bellas de mi país natal. Su cabello rubio, al natural, casi ensortijado, me recordaba las artistas de cine de mi infancia. Los ojos castaños eran claramente los ojos de las mujeres de mi familia. Su boca fue lo último que vi. Fue su boca, carnosa, elástica. Después ella comenzó a decir:
-Mi boca es el felino que llevo en las entrañas.

33_
El boxeador llegó cinco minutos antes de su hora, pero igual lo hice pasar al ver en su rostro algo así como una angustia. Él se tumbó rápidamente en el diván y me dijo:
-Tengo muchas ganas de fumar un pitillo.
Yo intervine, tal vez apresuradamente y bien visto, hasta cometiendo un error:
-¿Cuánto hace que no fuma?
-No me venga con eso doctor, eso son tonterías para lo que hoy me pasa. ¿Yo soy un padre, eh?
Y como él se quedó en silencio, volví a equivocarme y le respondí:
-Sí, usted es padre, de seis hijos, creo…
-Pare con sus tonterías doctor, déjeme hablar. Soy un padre, quiero decirle, desquiciado. Por momentos me parece que cada vez la embarro más.
-Como me hizo hacer al comienzo de la sesión.
Esta vez, hizo que no me había escuchado y siguió hablando de lo que él creía que le pasaba.
-Soy un padre desquiciado, soy un amante desesperado. Mi amante me abandona porque he conseguido otro trabajo y tengo menos tiempo para estar con ella. Usted calcule, ella, en parte, tiene sus razones: seis hijos, como usted mismo me recordó hace unos minutos, doble empleo, después un poco de gimnasia todos los días, como ve no tengo tiempo para nada. Y ella es francesa ¿sabe? estoy desesperado. Si no trabajo me siento un mal padre, si trabajo me siento un mal amante. Dígame, doctor, ¿usted sufrió alguna vez así, con tanta intensidad?
Yo, que durante el encuentro me encontraba pequeño e ignorante, volví a contestar.
-No, mire, con tanta intensidad, no, pero por motivos similares, creo que sí. Una vez recuerdo en Regio Calabria...
-¡Eh! Espere doctor, que ésta no es su sesión, que encima de que no tengo dinero, usted me gasta las horas recordando sus cosas, para mí, ¿qué me queda?
Reconocí haber abusado de su confianza y luego no pude dejar de agregar que a mí me parecía que sus intenciones en la mañana de hoy eran hacerme quedar como un imbécil, fundamentalmente, delante de él, pero también delante de otros clientes, otros lectores.
-Puede ser que lo envidie -dijo él, como reconociendo alguna cosa-. Me lo imagino, eso es lo que envidio, comportándose correctamente con hijos, mujer, amantes... Porque habrá de tenerlas, ¿no, doctor?
Sentí que la ironía del paciente me animaba y entonces le dije:
-Mire Ernesto, si le contesto que no, que no tengo amantes, estaría haciendo el tonto que usted hoy ha programado para mí, y si le digo que sí, que tengo amantes, estoy haciendo el tonto que preparan para todos nosotros los medios de difusión, así que yo prefiero hacerle saber que lo que he tenido fueron muchos pacientes como usted, que antes de dudar de ellos, dudaban de mí.

-Continuamos la próxima -dijo él mismo, grave, pero contento.

(sigue...)

125.001 ejemplares: NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA