CARILDA OLIVER LABRA
Cuba, 1922 |
¿ASÍ QUE YA HACE UN AÑO?
¿Así que ya hace un año no te veo?
Pero si ahora mismo estabas
dibujando
una tinaja,
y puliste después aquel acero,
y me juraste apenas sé qué cosas,
porque hablabas y yo siempre pensando
en cómo ponerme el rostro
de las santas,
en cómo ir danzando por el mundo,
en cómo peinarme al modo de la hierba,
en cómo ser de pan para otras hambres.
¿Así que ya hace un año que no hablamos,
y yo que ayer te oí,
llamándome,
porque de nuevo andabas sin familia?
¿No te habrás escondido
entre las teclas de mi máquina?
¿No estarás debajo de la cama
para darme un susto?
¿Así que ya hace un año no te beso
ni me arañas?
Y yo que anoche te enseñé ese libro
y nos quedamos quietos a esperar el alba
y asistimos al turno del rocío
en una ceremonia de ternura.
¿Así que ya hace un año no te siento,
burbuja de mi sangre?
Y yo que te mecía esta semana
entre los brazos
como una espiga inmarchitable.
Cuando cualquiera ha dicho que me ama,
casi sin darme cuenta
he encontrado en mi pecho un metatarso tuyo.
Alguno viene todavía
trayéndome un recado en su corbata,
sin saber que soy una estalactita,
que me lavo en las nubes,
que huyo de pasaportes y embajadas;
alguno que me quiso en el siglo anterior,
que no conoce
cómo te senté para siempre en mi sala,
cómo parpadeamos en una misma estrella,
cómo ahora te busco
en el insecto que salió volando.
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Ya todos dicen que esta casa
es grande para mí, que estoy tan sola;
que si regalo tus anillos, tus camisas,
tus trastos inmortales,
si los rifo
o los cambio
o los vendo.
Aconsejan que me vista de luto
que riegue nuestros gatos por el campo,
que no le haga comidas a mi suegra,
que apague ese retrato,
que destruya tus espaldas o las mande al museo
o me las trague;
dicen
que si mudo de sitio algunos muebles
podré casi olvidarte;
y yo fregando por la vida,
sola,
mientras se levantan a cantar tus partituras,
y yo,
náufraga,
recibiendo algún silbido tuyo;
vigilante en jardines
por si de veras te has escondido.
¿Así que ya hace un año que no te escucho?
Pero si estabas aquí, en la cocina,
robándote el verano;
si te vi de repente,
dios descalzo,
y me revolviste el pelo
y te ataqué con un plátano
y caímos a esa risa tan bella de los niños.
¿Así que ya hace un año no te toco?
Pero si estábamos hablando del bloqueo
y de pronto tosiste
y te dije que el azúcar ha bajado de precio,
que sólo te quiero a ti, canalla.
¿No te acuerdas?
En eso se quemó la carne, y nos miramos.
(¿O es que se nos ha quemado el tiempo
y la vida hace raspa?)
¿Así que ya hace un año?
El día de la boda, de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 114x146 cm.
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