SUMARIO
Editorial
Gloria Fuertes
No perdamos el tiempo
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Rafael Alberti
Sonetos corporales
Alejandra Pizarnik
Quien alumbra
Gioconda Belli
Incomunicados
Preguntas
Secreto de mujer
Gabriela Mistral
Noche de metales
Enrique Molina
El paso de los días
Fernando Pessoa
Si te quieres matar, ¿Por qué no te quieres matar?
En las plazas del porvenir -tal vez las mismas que las nuestras-
Carilda Oliver Labra
Palabras perdidas
Oliverio Girondo
Persuasión de los días
Aforismos
Adelanto de la "Antología Poética" de Miguel Oscar Menassa
Ahora harán conmigo el monumento al pene
 
Estudia psicoanálisis. Temporada 2018-2019

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GABRIELA MISTRAL

Chile, 1889

NOCHE DE METALES

Dormiremos esta noche
sueño de celestes dejos
sobre la tierra que fue
mía, del indio y del ciervo,
recordando y olvidando
a turnos de habla y silencio.

Pero todos los metales,
sonámbulos o hechiceros,
van alzándose y viniendo
a raudales de misterio
-hierro, cobre, plata, radium-
dueños de nosotros, dueños.

Son lameduras azules
que da la plata en los pechos,
son llamaradas de cobre
que nos trepan en silencio
y lanzadas con que punza
a las tres sangres, el hierro.

Por confortarnos los pies
vagabundos, y aprenderse
nuestros flancos y afirmamos
los corazones sin peso,
los tres del miedo ganados,
los tres de noche indefensos.

Y la noche se va entera
en este combate incruento
de metales que se allegan
buscando, hallando, mordiendo
lo profundo de la esencia
y la nuez dura del sueño.

Al fin escapan huidos
en locos filibusteros
y seguimos la jornada
cargando nuestro secreto,
arcangélicos y rápidos
de haber degollado el miedo.

Liberados caminamos
como los raudales frescos,
sin acidia y sin cansancio,
ricos de origen y término,
por la nocturna merced
de los andes arcangélicos
que dentro de su granada
impávidos nos tuvieron.

Vamos cargando su amor
como un amianto en el pecho,
como la casta y el nombre,
como la llama en silencio
que no da chisporroteo
y según nuestros orígenes
despeñados de lo Eterno.

ENRIQUE MOLINA

Argentina, 1910

EL PASO DE LOS DÍAS

Durante cierto tiempo, sin saberlo quizás,
viví la vida cotidiana, en medio de moscas aberrantes
y gentes que decían “Buenos días”, “Adiós”
o “Eres sin duda alguna miserable, y hasta cuándo
tu maldita costumbre de perder pie, tan lamentable”.
Dedicado a trabajos absurdos, aunque a pesar de todo
la vida cotidiana
fluía beso a beso, latido a latido,
no era ni luz ni sombra, y siempre había
personas muertas o remotas en el hogar.

Pero después
llegó la extraña vida, la insaciable, la insólita,
pendiente de un hilo, convirtiendo en pasión
toda cosa, en lugares de pájaros y olas,
quemándome las manos,
envenenada por el viento y el mar, una existencia
eminentemente escandalosa, con moscas y ruinas
y bocas que decían “Buenos días”, “Adiós”
y extrañas ambiciones y maneras de morir,
todo
exactamente igual a la vida cotidiana.


Desde el otro lado de la verdad, de Miguel Oscar Menassa. Óleo sobre lienzo de 38x46 cm.

 

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA