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El viajero
Adelanto del libro
“ANTOLOGÍA POÉTICA”
de Miguel Oscar Menassa
La mujer y yo (23)
La mujer y yo (47)
Feria del libro de Madrid 2016
 
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Adelanto del libro

“ANTOLOGÍA POÉTICA”

de Miguel Oscar Menassa

LA MUJER Y YO
23

Ella, a veces, pedía cada cosa
que enseguida disparaba mi imaginación.
Un día me preguntó por el exilio y le dije:

Hoy he pintado de la muerte algún brillo
y la lujuria incuestionable del hambre.
No es que haya muerto o haya comido algo
fue un verde que rasgó la realidad
que atravesó los rojos y los serenos malvas
que se adueñó del centro de la vida
que fue a la vez, verde y canción,
verde y fuego y sombra y corazón
y sembró todo el mundo
de cuerpos verdes floreciendo al amor.

No fue la luna posándose en mi mano
fue el plata de mi infancia donde un río
era agua y metal, reflejo y movimiento.
Cuando la plata de mi río canta
hasta el sol se estremece tal cual un hombre,
lujurioso, frente a los brillos de la amada.

El río turbio y varón y la mujer de plata,
hacen frente a una ciudad desconsolada,
de una manera permanente, el amor.
Después, dibujo una clara princesa
en un nuevo cuaderno
y llego de esa manera a Plaza de España
y no recuerdo si no es con alegría
los primeros años del exilio.

De comer no tenía, seguí diciendo,
y el frío diferente me congelaba
pero caminar por la calle
como si fuera un huérfano,
sin techo y sin amor, me hacía bien,
no exactamente fuerte, pero más precavido:
Ningún viaje más alterará mi vida.
Me quedo aquí, al sur de Europa,
en Madrid, para siempre, escribiendo.
Sin mirar atrás, le dije mirándola a los ojos,
pero tampoco mirando hacia delante,
sin mirar, sentado y escribiendo, eso es todo.
Y ha pasado, mi amor, más de un cuarto de siglo
y aquí me tienes, sentado y escribiendo.

Todo pasó por mí y todo se alejó.
Nunca retuve nada y nunca
dejé que nada se escapara.
Todo lo mío estaba ahí, conmigo
y fui un poema roto o siempre por hacer
una piel enamorada de sí misma o muerta
y las calandrias, eso sí, las calandrias
haciendo círculos ilusorios
sobre la piel del tiempo,
volaban a nuestro lado hasta morir.
Puedo asegurarte, mi amor, que,
exactamente, en medio del dolor,
el espectáculo de las rosas creciendo,
al paso de los años, era maravilloso.

Está bien, dijo ella,
me doy por enterada.

...............................................................

LA MUJER Y YO
47

A medida que me acerco a los setenta años
comprendo con lujuria que estoy un poco solo.
Los jóvenes que crecen todo el tiempo
y los adultos que tienen problemas de dinero
y las bellas mujeres que vivirán al lado mío,
hasta que la muerte, en verdad, nos separe,
están muy ocupadas con sus cosas
con su propia vejez que se les viene encima
sin prisa pero sin ningún recato.

Así que te lo digo, a los setenta años,
conseguiré quedarme solo,
sin lazos de amor y de dolor,
solo, atado al mundo que me toca vivir
por palabras, por versos, algo de música
algún color desesperado con luz propia.
Pensando así, la verdad, amor mío
¿a quién no le gustaría envejecer?

A mí, me dijo ella, a mí
no me gustaría envejecer ni sola
ni mal acompañada y ya más de mil veces,
te dije, amado mío, que envejecen las plantas,
los muebles, el pavimento, las armas de guerra
pero la mujer, el sexo y la alegría no envejecen.

La sentí tan segura que llegué a pensar
que ella, de alguna manera, me decía:
Podrán envejecer hasta tus versos
pero nuestro amor, querido, no envejecerá,
aquí estoy yo, para sostenerlo,
y era tan hermosa cuando lo decía
que yo la vi diosa y desnuda,
desnuda y valiente toda para mí
y ahí fue cuando no tuve
miedo de envejecer o de morir.

Ella me habló del mar y yo lo entendí todo:
su carne esplendorosa sería la guarida
de mi vida carnal y mi palabra
y su carne, sin límites, del deseo,
la pulsión desmedida de mi canto,
será tumba de amor para mis huesos.

Palabra contra piedra, piedra contra palabra
se escribirá una historia, tal vez, de amor.
Hoy dos amantes mueren y, a la vez,
perduran en un verso de amor
donde la muerte atada por palabras
unidas entre sí al sol,
ocupada, con alguna inocencia,
de sus cosas, nos dejará
vivir un día más, un amor más,
nos dejará terminar este poema.

Y, después, dijo ella resignada,
la muerte perseguirá a los amantes
hasta alcanzarlos y algo les dirá,
algo les dirá, repitió ella, interrogándome.

 


Vals Vienes I, de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 65x50 cm.

Bueno, le dije yo, tranquilizándola,
si se tratara de nosotros dos
la muerte no diría nada.
Se quedaría enmudecida, pálida de dolor,
por tener que matar tanta hermosura.

Pero algún día, igual, lo hará
insistió ella, terca y ensombrecida
y yo, macho y cantor,
sin darme cuenta de mis años
le dije toda la verdad:

Tenemos como cien años, amor mío,
algún día vendrá.

Miguel Oscar Menassa
De “La Mujer y Yo”

AFORISMOS

 

-La mitad de la alegría reside en hablar de ella. (Proverbio persa)

-La alegría es el ingrediente principal en el compuesto de la salud. (A. Murphy)

--La alegría, cuanto más se gasta más queda. (Emerson)

-La alegría ha sido llamada el buen tiempo del corazón. (Samuel Smiles)

-No hay mejor alegría que la que mejor alegría difunde entre los demás. (Henry F. Hoar)

-Ten buena conciencia y tendrás siempre alegría. Si alguna alegría hay en el mundo la tiene seguramente el hombre de corazón puro. (Thomas De Kempis)

-Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio. (Khalil Gibran)

-La alegría es la piedra filosofal que todo lo convierte en oro. (Benjamin Franklin)

-Los mejores médicos del mundo son: el doctor dieta, el doctor reposo y el doctor alegría. (Jonathan Swift)

-Para lograr todo el valor de una alegría has de tener con quien repetirla. (Mark Twain)

-La alegría de ver y entender es el más perfecto don de la naturaleza. (Albert Einstein)

-Hazles comprender que no tienen en el mundo otro deber que la alegría. (Paul Claudel)

-Entre todas las alegrías, la absurda es la más alegre; es la alegría de los niños, de los labriegos y de los salvajes; es decir, de todos aquellos seres que están más cerca de la Naturaleza que nosotros. (Azorín)

-Gran ciencia es ser feliz, engendrar la alegría, porque sin ella, toda existencia es baldía. (Ramón Pérez de Ayala)

-Bueno es tener la alegría en casa y no haber menester de buscarla fuera. (Goethe)

-El que se encadena a una alegría, destruye una vida libre; pero el que besa la alegría en su vuelo, vive el amanecer de la eternidad. (William Blake)

-Hay que simpatizar siempre con la alegría de la vida. Cuanto menos se hable de las llagas de la vida, mejor. (Oscar Wilde)

-Quien no buscó amigos en la alegría, en la desgracia no los pida. (Refrán)

-La prueba más clara de la sabiduría es una alegría continua. (Michel de Montaigne)

-El corazón alegre hace tanto bien como el mejor medicamento. (Salomón)

-Cuando saltes de alegría, cuida de que nadie te quite la tierra debajo de los pies. (Stanislaw Lec)

-Si tenéis el hábito de tomar las cosas con alegría, rara vez os encontraréis en circunstancias difíciles. (Robert Baden-Powell)

-No perdáis vuestro tiempo ni en llorar el pasado ni en llorar el porvenir. Vivid vuestras horas, vuestros minutos. Las alegrías son como flores que la lluvia mancha y el viento deshoja. (Edmond Gouncourt)

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA