SUMARIO
Editorial
Constantino Cavafis
Esperando a los bárbaros
Notas de dirección
Carmen Salamanca
Guillaume Apollinaire
Zona I
Zona II
Zona III
Francisco Urondo
B.A. Argentine I
B.A. Argentine II
B.A. Argentine III
B.A. Argentine IV
B.A. Argentine V
B.A. Argentine VI
B.A. Argentine VII
B.A. Argentine VIII
Adelanto del libro
“ANTOLOGÍA POÉTICA”
de Miguel Oscar Menassa
La muerte del hombre I
La muerte del hombre II
Socios de honor
Poesía y Flamenco
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GUILLAUME APOLLINAIRE

Italia, 1880

Es Cristo que se eleva al cielo mejor que los aviadores
Suyo es el récord mundial de altura

Pupila Cristo del ojo
Vigésima pupila de los siglos sabe cómo hacerlo
Y convertido en pájaro este siglo como Jesús se eleva por el
aire

Los demonios desde los abismos levantan la cabeza para
mirarlo
Dicen que imita a Simón Mago en Judea
Gritan que sabe volar que lo llamen volador
Los ángeles revolotean alrededor del bello volatinero
Ícaro Enoch Elías Apolonio de Tiana
Flotan alrededor del primer aeroplano
Apartándose a veces para dejar pasar a los que llevan la
Santa Eucaristía
Esos curas que se elevan eternamente levantando la hostia
El avión se posa al fin sin replegar las alas
El cielo se llena entonces de millones de golondrinas
Veloces vienen los cuervos los halcones los búhos
De África llegan los ibis los flamencos los marabúes
El ave Roc celebrada por los cuentistas y los poetas
Planea manteniendo en las garras el cráneo de Adán la
primera cabeza
El águila se lanza desde horizonte profiriendo un gran grito

Y de América viene el pequeño colibrí
De China llegan los pihís largos y ágiles
Que no tienen más que un ala y vuelan en parejas
Y después he aquí a la paloma espíritu inmaculado

 

Escoltada por el pájaro-lira y el pavo real ocelado
El fénix esa hoguera que a sí mismo se engendra
Cubre todo un instante con su ardiente ceniza
Las sirenas dejando los peligrosos estrechos
Llegan cantando bellamente las tres
Y todos águila fénix y pihís de la China
Fraternizan con la máquina voladora

Ahora caminas por París completamente solo entre la
muchedumbre
Rebaños de ómnibus mugientes ruedan cerca de ti
La angustia del amor te aprieta la garganta
Como si no debieras nunca más ser amado
Si vivieras en la antigüedad entrarías a un monasterio
Vosotros tenéis vergüenza cuando os sorprendéis rezando
Tú te burlas de ti mismo y como el fuego del infierno tu risa
chisporrotea
Las chispas de tu risa doran el fondo de tu vida
Es un cuadro colgado en un museo sombrío
Y algunas veces vas a mirarla de cerca

Hoy andas por París las mujeres están ensangrentadas
Era y quisiera no acordarme era en el ocaso de la belleza

Rodeada de llamas fervientes Nuestra Señora me miró en
Chartres
La sangre de vuestro Sagrado Corazón me inundó en
Montmartre
Estoy enfermo de oír las palabras bienaventuradas
El amor que padezco es una enfermedad vergonzosa
Y la imagen que te posee te hace sobrevivir en el insomnio y
en la angustia
Siempre está cerca de ti esa imagen que pasa

Ahora estás a orillas del Mediterráneo
Bajo los limoneros que dan flor todo el año
Con tus amigos te paseas en barca
Uno es de Niza hay uno de Menton y dos de La Turbia
Miramos con espanto los pulpos de las profundidades
Y entre las algas nadan los peces imágenes del Salvador

(sigue...)

 


El hundimiento de la patera de Miguel Oscar Menassa. Óleo sobre lienzo de 73x92 cm.

 

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA