EZRA POUND:
UN SALTO AL VACÍO
Por Juan-Jacobo Bajarlía
Dijo que la historia era una conspiración,
y la civilización occidental, el cuerpo de la
usura. Proclamó la inutilidad del hombre en
un mundo donde los banqueros regulaban el interés
según sus necesidades. También comparó a
Mussolini con Jefferson (Jefferson and or Mussolini),
y el 26 de mayo de 1942, en plena guerra mundial, siguendo
su prédica contra Occidente y los Estados Unidos,
dijo desde Radio Roma a los norteamericanos: “Cada
reforma (...) es un acto de homenaje a Mussolini y
Hitler. Ellos son vuestos líderes”. Alentó el
antinegrismo y fue un antisemita. (Después,
en la tarde del 28 de octubre de 1967, abjuró de
sus errores llorando ante Allen Ginsberg).
LA LOCURA ENJAULADA
Detenido en 1945 por las fuerzas norteamericanas de
ocupación, y encerrado en una jaula con tejido
de acero, fue expuesto públicamente para que
lo escupieran. El viejo Ez, como lo llamaban (había
nacido en Hailel, Idaho, el 30 de octubre de 1885),
debió dormir a la intemperie, bajo el sol
y la lluvia, hasta que un soldado lo proveyó de
un papel alquitranado: “Me tomaron por un peligroso
hombre salvaje (...) Fui un animal de exposición”,
dirá el mismo Pound, mucho después.
Procesado por traición (la requisitoria fiscal
contenía 19 cargos) con la posibilidad de una
sentencia de muerte, los psiquiatras que dictaminaron,
incluido el de la defensa de Pound, argumentaron (hábilmente)
que el acusado se hallaba en estado de alienación.
Padecía de delirio interpretativo, y su visión
del mundo estaba distorsionada por una exaltación
patológica, propia de la paranoia. No era, por
lo tanto, jurídicamente responsable. La unanimidad
de los peritos lo salvaron de la muerte, y Pound fue
internado en el manicomio de St. Elizabeth, al sudeste
de Washington. Allí estuvo 13 años, al
abrigo de ser “bajado de un tiro por los sicarios
de la banda internacional”, como le dijo en cierta
ocasión a William Carlos Williams.
Allí, en la jaula, y luego en el St. Elizabeth,
surgieron los Cantos pisanos, publicados en 1948, con
un premio, el Bolingen-Biblioteca del Congreso, de
1.000 dólares para el poeta encarcelado. En
el canto LXXIV se identificaba con la historia y el
mito: “Manes fue empalado y desollado / Y así Ben
y la Clara a Milano / por los tobillos en Milán
(...) “Soy nadie, mi nombre es nadie” (...)
Huan Yin habló inaugurando (...) la confusión
(...) y Till fue ahorcado ayer”.
DEL OTRO LADO DEL SER
Su vida fue todo eso: la exaltación permanente
del ser y los valores culturales. Un ataque al planeta,
cuyo centro consideraba “un eructo-de-parrandero”.
A los 15 años ingresó en la Universidad
de Pensilvania, una de las tantas “cafeterías”,
como él decía, para estudiar idiomas.
Obtuvo el título de profesor de letras. Después
fue instructor del Wabash College, de Indiana. Perdió el
puesto por haber llevado a su cama a una actriz de
music-hall que halló muerta de hambre bajo una
tormenta de nieve.
Llegó a Londres en 1909. Estudió a los
poetas del medioevo. Tradujo del chino, del japonés
y del latín. Se enamoró de Dorothy Shakespeare,
que mucho después sustituyó por Olga
Rudge, y se rodeó de sinólogos y confucianos
como F. S. Flint, T. E. Hulme y Ernest Fenollosa. Lanzó la
edición europea de Poetry, dirigida por Harriet
Monroe en Chicago, y fue jefe del movimiento imaginista
(Imagist, imagista), junto con Hulme, Hilda Doolittle,
Richard Aldington, William Carlos Williams y Amy Lowell,
cuya antología, Des Imagistes (1914), inició la
batalla por el vanguardismo.
El imaginismo proclamaba la imagen como sustancia y
no como ornamento, el rigor del verso libre y la secuencia
rítmica, musical, de la frase poética.
Pero Pound, siempre cambiante, inestable, dejó Poetry
por Blast (sólo 2 números) y se pasó al
vorticismo que, con alguna variante, sostenía
la misma doctrina de integración entre discurso
y metáfora. Es la época en que ayuda
a publicar a T. S. Eliot, James Joyce y otros valores
jóvenes.
POESÍA VIRTUAL
En 1917 publicó sus 3 primeros Cantos y el Homenaje
a Propercio. En 1919, su extraordinario Hugh Selwyn
Mauberley, en cuya “Oda para la elección
de su sepulcro” (E.P. Ode por l’election
de son sépulcre) expresa: “Durante tres
años, a contramarcha con su tiempo / Luchó por
resucitar el fenecido arte / De la poesía, por
mantener lo sublime”.
Los Cantos, la obra poética más singular
de nuestro siglo, se continuaron en distintas épocas:
Cantos I-XVI (1925), Cantos XVII-XXVIII (1928), A Draft
of XXX Cantos (1930), Eleven New Cantos (1934) y Cantos
I-LXXXIV (1949).
Después aparecieron nuevos cantos. En 1956 llegaban
a 96. Influido por Robert Browning, tomó de éste
la significación de máscara como instancia
dramático-expresiva para tratar los distintos
momentos del objeto poético. De esta manera,
con una escritura alógica y automática,
mezclada de referencias y trans-cripciones eruditas,
creó un poema original de asociaciones interliterarias,
cuyas claves, pese a la supuesta oscuridad de los cantos,
se hallan en los mismos versos que sostienen el poema.
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