SUMARIO
Germán Pardo García
Fin de los trabajos de Herakles
Destrucción bajo el mar
Testimonios
Nocturno menor
Último sol sobre las cumbres
Dylan Thomas
Veo a los muchachos del verano
La fuerza que por el verde tallo impulsa a la flor
No entres dócilmente en esa noche quieta
Desde la primera fiebre del amor a su infortunio
Elegía
Donde una vez las aguas de tu rostro
Halla la carne sobre los huesos
De los suspiros
Sobre todo cuando el viento de octubre
Muertes y entrada
Poema de octubre
Si me hiciera cosquillas el roce del amor
Socios de Honor
Agenda
Descargar nº 118
en PDF

DYLAN THOMAS

Gran Bretaña, 1914

POEMA DE OCTUBRE

Cumplía treinta años, mi aniversario despertó hacia el cielo
cuando oí cómo hacía señales la mañana
con la oración del agua y el grito de cornejas y gaviotas
y el roce de las barcas en el muro trenzado por las redes
desde el puerto y los bosques vecinos
y los mejillones en sus charcas y la playa con garzas clericales
para que en un segundo me pusiera en pie
y echara a andar en el pueblo todavía dormido.

Mi cumpleaños empezó con los pájaros acuáticos
y con pájaros de árboles alados que volaban mi nombre
sobre las granjas y los blancos caballos
y yo me levanté en el lluvioso otoño
y eché a andar en el chaparrón de todos mis días.
Era en la pleamar y las garzas buceaban cuando tomé el
camino fronterizo
y aun estaban cerrados los portales del pueblo
mientras el pueblo se iba despertando.

Toda una primavera de alondras en una nube rodante
y las matas a orillas del camino desbordaban de mirlos
silvadores
y el sol de octubre a la manera del verano
sobre el hombro del cerro
fueron climas amigos y hubo dulces cantores
que llegaron de pronto en aquella mañana por la que yo
vagaba
y escuchaba cómo se escurría la lluvia;
frío, el viento soplaba
en el bosque, muy lejos, a mis pies.

Pálida lluvia sobre el puerto encogido
sobre la iglesia mojada por el mar, tan pequeña
que semejaba un caracol con sus cuernos a través de la niebla
y del castillo pardo como los búhos;
pero todos los jardines de primavera y de verano
florecían en los cuentos fantásticos
detrás de la frontera y abajo de la nube invadida de alondras.
Allí podía yo maravillarme
mi cumpleaños se iba yendo pero el tiempo giraba alrededor.

Girando me apartaba del país jubiloso
bajaba por el aire cambiado y por el cielo alterado de azul
fluía de nuevo una maravilla de verano
con manzanas y peras y grosellas rojas:
y vi tan claro en el rodar del tiempo
aquellas olvidadas mañanas cuando un niño paseaba con su
madre
por entre las parábolas del sol
y las leyendas de las verdes capillas

y por los campos de la infancia ya dos veces contados
porque sus lágrimas quemaron mis mejillas y su corazón se
conmovió en el mío.
Estos eran los bosques y era el río y el mar
allí donde un muchacho
en el verano atento de los muertos
murmuraba la verdad de su gozo
a los árboles, las piedras y el pez en la marea.
Y el misterio cantó vivo
en el agua y en el gorjeo de los pájaros.

Y allí podía yo maravillarme
mientras mi cumpleaños se alejaba aunque el clima diera
vuelta en redondo
y el gozo verdadero del niño muerto hace tanto tiempo
cantaba ardiendo bajo el sol.
Cumplía treinta años hacia el cielo y en el mediodía del verano
aunque la villa al fondo se cubriera de hojas por la sangre de
octubre
oh que en este alto cerro
a la vuelta de un año
la verdad de mi corazón se cante todavía.

 

 

www.grupocero.org

 

Libros de
Miguel Oscar Menassa
a la venta en
e-libro.net

 

SI ME HICIERA COSQUILLAS
EL ROCE DEL AMOR

Si me hiciera cosquillas el roce del amor
si una niña tramposa me robara a su lado
y horadase sus pajas rompiendo mi vendado corazón,
si ese rojo escozor pudiera dar a luz
la risa en mis pulmones como pare el ganado,
no temería yo a la manzana ni al diluvio
ni a la sangre maligna de la primavera.

¿Qué será, macho o hembra? Se preguntan las células
y como un fuego arrojan desde la carne la ciruela.
Si me hiciera cosquillas la cabellera incubadora,
el hueso alado que crece en los talones,
la comezón del hombre sobre el muslo del niño,
no temería al hacha ni a las horcas
ni a las varas cruzadas de la guerra.

¿Qué será, macho o hembra? Se preguntan los dedos
que llenan las paredes de niñas inmaduras
con sus hombres dibujados a tiza.
Si me hiciera cosquillas la avidez del granuja
que insufla su calor al nervio en carne viva
no temería al diablo sobre el lomo
ni a la tumba veraz.

Si me hiciera cosquillas el roce de los amantes
que no borra ni las patas de gallo ni la risa sin dientes
sobre magras quijadas en la vejez enferma,
el tiempo y las ladillas y el burdel de amoríos
me dejaría frío como manteca para moscas,
las espumas del mar bien podrían ahogarme
cuando rompen y mueren al pie de los amantes.

La mitad de este mundo es del demonio, la otra mitad es mía,
bobo por esa droga fumada en una niña
y enredado en el brote que bifurca su ojo.
La tibia del anciano y mi hueso tienen la misma médula
y todos los arenques huelen dentro del mar,
yo me siento y contemplo bajo mi uña al gusano
que corroe lo vivo.

Y éste es el roce, único roce que hormiguea.
El mono contrahecho que se hamaca a lo largo de su sexo
desde las húmedas tinieblas del amor y el tirón de la nodriza
no puede hacer surgir la medianoche de una risa entredientes,
ni del momento en que encuentra una belleza entre los pechos
de la amante, la madre, los amantes o toda su estatura
en la punzante oscuridad.

¿Y qué es el roce? ¿La pluma de la muerte sobre el nervio?
¿Es tu boca, amor mío? ¿El abrojo en el beso?
¿Mi payaso de Cristo nacido sobre el árbol entre espinas?
Las palabras de la muerte son más secas aún que tu mismo
cadáver
y mis heridas llenas de palabras tienen las huellas de tu pelo.
Me haría cosquillas el roce del amor, pues bien:
hombre, sé mi metáfora.

SOCIOS DE HONOR EUROPA

Miguel Oscar Menassa (Madrid) 360 €
Miguel Martínez Fondón (Madrid) 360 €
Carlos Fernández del Ganso (Madrid) 360 €
Amelia Díez Cuesta (Madrid) 360 €
María Chévez (Madrid) 360 €
Alejandra Menassa de Lucia (Madrid) 360 €
Pilar Rojas Martínez (Madrid) 360 €
Jaime Icho Kozak (Madrid) 360 €
Fernando Ámez Miña (Madrid) 360 €
Olga de Lucia Vicente (Madrid) 360 €
Carmen Salamanca Gallego (Madrid) 360 €
Magdalena Salamanca Gallego (Madrid) 360 €
Helena Trujillo (Málaga) 360 €
Cruz González Cardeñosa (Madrid) 200 €
Sergio Aparicio Erroz (Madrid) 150 €
Claire Deloupy (Madrid) 150 €
Pablo J. García Muñoz (Madrid) 120 €
Paola Duchên (Madrid) 100 €
Mónica López Bordón (Madrid) 100 €
Vicente Prada (Madrid) 100 €
Kepa Ríos Alday (Madrid) 100 €
Ruy Henríquez (Madrid) 60 €
Hernán Kozak Cino (Madrid) 60 €
Clémence Loonis (Madrid) 50 €
Fabián Menassa de Lucia (Madrid) 50 €
Manuel Menassa de Lucia (Madrid) 50 €
Soledad Caballero (Alcalá de Henares) 30 €
Clara García García (Madrid) 25 €
Juan F.Glez-Díaz (Las Palmas) 20 €
Sylvie Lachaume (Ibiza) 20 €
Pino Lorenzo (Las Palmas) 20 €
Carmen Ortigosa Martín (Torrejón de Ardoz) 12 €
Luis Rodríguez Hernández (Madrid) 12 €

SOCIOS DE HONOR AMÉRICA

Miguel Oscar Menassa (Buenos Aires) 500 U$
Norma Menassa (Buenos Aires) 500 U$
Inés Barrio (Buenos Aires) 250 U$
Marcela Villavella (Buenos Aires) 250 U$
Alejandra Madormo (Buenos Aires) 100 U$
Lucía Serrano (Buenos Aires) 100 U$
Lúcia Bins Ely (Brasil) 100 U$
Renato Battistel (Brasil) 100 U$
Leonora Waihrich (Brasil) 50 U$
Roberto Molero (Buenos Aires) 50 U$
Tom Lupo (Buenos Aires) 50 U$
Paula Rodríguez (Buenos Aires) 50 U$
Renata Passolini (Buenos Aires) 50 U$
Gabriela Melluso (Buenos Aires) 50 U$
Jorge Montironi (Buenos Aires) 50 U$
Patricia Di Pinto (Buenos Aires) 50 U$
Eliane Fernándes Marques (Brasil) 30 U$
Bárbara Corsetti (Brasil) 20 U$
Norberto Demarco (Buenos Aires) 20 U$
Yanina Escalante (Buenos Aires) 20 U$
Paula Putero (Buenos Aires) 10 U$
Mariana Benítez 10 U$
Juan F.Glez-Díaz (La Habana) 10 U$

125.001 ejemplares: NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA