HALLA LA CARNE
SOBRE LOS HUESOS
Halla la carne sobre los huesos que pronto estarán
desnudos,
y bebe en los dos riscos de leche,
la más alegre médula y las heces
antes que los pechos de las damas sean harapos
y sus piernas girones.
No turbes, hijo mío, las mortajas
pero cuando las damas se vuelvan frías como
piedras
cuelga de sus andrajos una rosa con cuernos.
Sublévate contra las ataduras de la luna
y el parlamento de los cielos,
los oficios de rey del mar maléfico,
la autocracia de la noche y el día,
la autarquía del sol.
Sublévate contra el hueso y la carne,
la orden de la sangre, la maliciosa piel,
y el gusano que no puede asesinar ningún hombre.
“La sed se me ha extinguido, se me ha apagado
el hambre,
resquebrajado está mi corazón;
mi cara en el espejo es macilenta
mis labios se han marchitado a besos,
mis pechos están flacos.
Una alegre muchacha me tomó por un hombre,
hice que se tendiera para contarle su pecado
y puse a su costado una rosa con cuernos”.
El gusano al que ningún hombre puede matar
y el hombre al que no puede colgar ninguna soga
se sublevan contra el sueño de mi padre
que grita a la sucia arpía en la enramada de
los cerdos rojizos
que se tienda a sus pies.
No puedo asesinar como un tonto
la luz del sol y la estación, la gracia, y la
muchacha,
ni hacer más suave el dulce despertar.
La negra noche aún asiste a la luna
y sigue el cielo aplicando sus leyes,
el mar me habla con voz de rey,
la oscuridad y la luz no son enemigas
sino una sola compañera.
“¡Guerra a la araña y al reyezuelo!
¡Guerra al destino del hombre!
¡Muera el sol!”.
Antes que la muerte te prenda, oh, toma de vuelta todo
esto.
.......................................................
DE LOS SUSPIROS
De los suspiros algo nace
que no es la pena, porque la he abatido
antes de la agonía; el espíritu crece
olvida y llora:
algo nace, se prueba y sabe bueno,
todo no podía ser desilusión:
tiene que haber, Dios sea loado, una certeza,
si no de bien amar, al menos de no amar,
y esto es verdadero luego de la derrota permanente.
Después de esa lucha que los más débiles
conocen,
hay algo más que muerte:
olvida los grandes sufrimientos o seca las heridas,
él sufrirá por mucho tiempo
porque no se arrepiente de abandonar una mujer que
espera
por su soldado sucio con saliva de palabras
que derraman una sangre tan ácida.
Si eso bastase, bastaría para calmar el sufrimiento,
arrepentirse cuando se ha consumido
el gozo que en el sol me hizo feliz,
qué feliz fui mientras duró el gozar,
si bastara la vaguedad y las mentiras dulces fueran
suficientes,
las frases huecas podrían soportar todo el sufrimiento
y curarme de males.
Si eso bastase: hueso, sangre y nervio,
la mente retorcida, el lomo claramente formado,
que busca a tientas la sustancia bajo el plato del
perro,
el hombre debería curarse de su mal.
Pues todo lo que existe para dar yo lo ofrezco:
unas migas, un granero y un cabestro. |