SUMARIO
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Presentaciones del Recital Poético de Miguel Oscar Menassa en Ámbito Cultural de Málaga
Recital de Miguel Oscar Menassa
Si me aman me rompen...

Cuando envejezca

Poema dedicado al Gobierno Español
Hay días como hoy
El oficio de poeta
La vida del poeta (XVIII)
La vida del poeta (XIX)
Tango, querida, tango
Una repetición incalculable
Federico García Lorca
Romance sonámbulo
Romance de la pena negra
La casada infiel
La monja gitana
Soledad
Oliverio Girondo
La baba
Raúl González Tuñón
De pronto entró la libertad
El poeta murió al amanecer
La libertaria
Presentación de "Labios del Tiempo"
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HAY DÍAS COMO HOY

Hay días como hoy que no pasan nunca.

Son días como una espesa niebla
en la garganta, al borde del abismo.

Esos días de Freud frente a la angustia
de no poder saber, exactamente
hasta más adelante.

Esos días inolvidables de César Vallejo
enfrentando a la muerte con el crujir del pan.

Esos días de la triste cerveza
donde algún poeta pobre, mediocre o muy sentimental,
se dio cuenta que en el siglo que viene
nadie lo leería.

Esos días donde se rompe el alma
para que las palabras alcancen el poema y, también,
esos días donde el poema nos abandona,
definitivamente,
para inventar el alma.

Hay días como hoy que no pasan nunca.
Son días como en la guerra
cuando la mujer del enemigo me enamora.


Público escuchando el recital y cámaras grabándolo

EL OFICIO DE POETA

Envuelto en las brumas del tedioso vivir,
sólo la poesía me acompaña.
Cuando voy por la vida, Ella,
suele asombrarse de mi soledad.
Le digo que no importa,
en su presencia el mundo se detiene para mí,
el oro brilla para mí
las mujeres más altas bailan para mí,
los pájaros más nocturnos velan mi sueño.
Envuelto en los poderosos ruidos de la máquina
sólo su voz humana me acompaña.
Cuando hacemos el amor, Ella me reprocha,
amarla como si fuera única.
Le digo que no importa,
en su presencia el mundo detenido en mis manos
se abre para mí, lo múltiple se abre para mí,
añejas pasiones y amores venideros,
delirios y mujeres, se abren para mí,
diosas enamoradas y diademas, belleza embrutecida,
el aire se abre para mí, los espacios abiertos
donde nuestro gran sol es una estrella más.
Envuelto en las sutiles marañas del poder,
toda la vida es Ella.
Cuando Ella me encuentra en esa encrucijada,
donde yo mismo soy el amante de la muerte,
Ella baila desnuda para mí
y desnuda, despojada, también, del amor,
dispara sobre mí para que no muera,
un millón de palabras en libertad.
Le digo que no importa,
en su presencia danzarina, la muerte deja de brillar,
tiemblan los cementerios,
se abren los corazones profundos de la tierra,
la vida nace por doquier
y el frenesí es color, vértigo, duda,
danza de la alegría sin escrúpulos,
alegría en plena libertad,
muerte de la muerte.

125.001 ejemplares: NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA