SUMARIO
Editorial
Charles Bukowski
El corazón que ríe
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Germán Pardo García
Vitalidad del sueño
Du Fu
Escrito en el muro de la ermita de Chang
La aldea Oiang
Yannis Ritsos
Romiosini
Teresa Wilms Montt
Autodefinición
Belzebuth
Audre Lorde
Memorial
Aurora Estrada y Ayala
Un hombre que pasa
Gerardo Diego
Continuidad
Nicolás Guillén
Mujer nueva
Adelanto del libro
“ANTOLOGÍA POÉTICA”
de Miguel Oscar Menassa
Arráncame la vista amada
Aforismos
Agenda Grupo Cero

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Germán Pardo García

Colombia, 1902

VITALIDAD DEL SUEÑO

Esta porción de fragmentaria leña
con su rescoldo mi sosiego alumbra
y su calefacción en la penumbra
de mi descanso material se adueña.

Sueño tal vez. Mas no. Mi ser no sueña.
No he soñado jamás. Nada columbra
mi espíritu al soñar ni lo deslumbra
la luz que nada a mi vigor enseña.

Yo soy real. Mis manos son reales
cual brutas herramientas vegetales.
Soy un hombre a la vida siempre abierto.

Y aun con los ojos rígidos cerrados,
con el poder de los iluminados
por el mundo vital yo voy despierto.


Tu mirada en mi pensamiento de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 81x65 cm.

Du Fu

China, 712

ESCRITO EN EL MURO
DE LA ERMITA DE CHANG

Es primavera en las montañas.
Vine sólo en tu busca.
Entre las crestas silenciosas
El eco de las hachas: talan árboles.
Los arroyos helados todavía.
Hay nieve en el sendero.
Bajo un sol indeciso
Llego a tu choza, entre dos rocas
Colgada. Nada pides, nada esperas.
No ves siquiera el halo que te envuelve,
Vaga luz oro y plata. Manso
Como los ciervos que has domado.
¡Olvidar el camino de regreso,
Ser como tú, flotar,
Barca sin remo, a la deriva!

 

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LA ALDEA OIANG

Nubes púrpuras del Oeste
flotan sobre las altas montañas.
El sol desciende ya al nivel del horizonte.
En las puertas de leño bullen los gorriones.
Recorridas mil leguas, regreso a casa.
Mi esposa se asombra
de verme sano y salvo,
y, al salir de su sorpresa,
se enjuga las lágrimas.
La guerra fue la causa de mi vagar.
Si pude sobrevivir, fue mucha suerte.
Los vecinos asoman sus cabezas
sobre el muro por todos lados.
Oigo sollozos, suspiros y lamentos.
Avanzada la noche, alumbrados
por una vela tras otra,
mi esposa y yo nos miramos como en sueños.

 

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA