ESCENA FINAL
He dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir
la eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne
soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida
o tal vez no soy nada
sólo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros
desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra
hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa.
Robert Louis Stevenson
Reino Unido, 1850 |
FUERTE Y DÉBILMENTE
Fuerte y débilmente en la chimenea
las ráfagas suspiran;
y a modo de respuesta disminuye
y centellea el fuego,
y el aposento se entenebrece y enciende
al compás de un aliento quedo.
Junto a la resonante chimenea
el joven, apartado,
presta oído con colores cambiantes
y el alma alborotada,
y en el vértice de la tempestad escucha
la voz del amor y la muerte.
Suena en lo alto el amor con sus notas
frágiles y aflautadas
como emanando de prados de abril
y apriscos en laderas;
pero el viento del bosque por la chimenea
profiere el lema de la muerte. |
Roberto Juarroz
Argentina, 1925 |
ASÍ COMO NO PODEMOS
Así como no podemos
sostener mucho tiempo una mirada,
tampoco podemos sostener mucho tiempo la alegría,
la espiral del amor,
la gratuidad del pensamiento,
la tierra en suspensión del cántico.
No podemos ni siquiera sostener mucho tiempo
las proporciones del silencio
cuando algo lo visita.
Y menos todavía
cuando nada lo visita.
El hombre no puede sostener mucho tiempo al hombre,
ni tampoco a lo que no es el hombre.
Y sin embargo puede
soportar el peso inexorable
de lo que no existe.
CADA UNO TIENE
SU PEDAZO DE TIEMPO
Cada uno tiene
su pedazo de tiempo
y su pedazo de espacio,
su fragmento de vida
y su fragmento de muerte.
Pero a veces los pedazos se cambian
y alguien vive con la vida de otro
o alguien muere con la muerte de otro.
Casi nadie está hecho
tan sólo con lo propio.
Pero hay muchos que son
nada más que un error:
están hechos con los trozos
totalmente cambiados.

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