SUMARIO
Editorial
Miguel Oscar Menassa
Adiós, pues
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Mujer y Poesía
María Chévez
Mujer americana
Hoy es un día interesante
Presencia de la Guerra
Buenos Aires, aún te amo
Avatares
Lucía Serrano
Lo que siento es amor
Fue en la cárcel
¡Oh Bestia!
Cura de humildad
Bestia Iluminada
Adelanto de la "Antología Poética" de Miguel Oscar Menassa
Jubilación
En el mismo momento
Aforismos
Convocatorias
Flamenco, Tango y Poesía
Estudia Psicoanálisis

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MUJER Y POESÍA

LUCÍA SERRANO

¡OH BESTIA!

¡Oh Bestia! Maravillosa y áspera fue siempre tu presencia,
cálido corazón a pleno sol, vivo en tus fuerzas.
Beso y acaricio tu permanente escucha.
Amo tus recuerdos y nuestro plan.

¡Oh Bestia! Oscuro viento
guardó en el aire nuestros mejores besos.
Habitante poseedor de todas las respuestas,
abre mi corazón, quiero quedarme contigo.

¡Oh Bestia!
Contigo,
contigo,
solo es contigo.

No volví a reconocer nuestro perfume en el exilio.
La frialdad de la violencia donde circula el miedo,
no encuentra mis lágrimas.
Petrificada belleza, me declaro enamorada de ti.

Es tu alma mi Poesía.
Tus océanos la furia de mis noches.
La calma de mis tardes, las caídas.
El vértigo perfecto de tus llamas.

¡Oh Bestia! Cielo abierto, blanca espuma,
relámpago sin estruendo, ven, te necesito cerca.
Hoy recuerdo los grandes abismos
que conocimos sin estar juntos.

¿Quiénes son los hambrientos Bestia?

El espanto tiene la claridad y el aroma de nuestro destino.
Invoco tus sombras, te encuentro siempre en las tragedias,
y vuelvo a festejar las marcas que grabaron nuestros pasos.

Vacío de lo incierto.

¡Oh Bestia!
El tiempo,
se parece a ti,
es inatrapable…

Espío la realidad mientras te espero y desconfío del Bien.
Ajena en tu ausencia, retrocedo, desvío, me pierdo.
Ambiciono la máxima fragilidad cuando te encuentro,
algo que me detenga para no volver a separarme de ti.

Osadía del latido que suena lejos.

Las viejas cartas de amor entre nosotros,
marcan el rumbo empecinado del desierto,
condenado a encontrarnos en esa invisibilidad
de las ausencias que nosotros vemos.

¡Oh Bestia, nuestro amor es tan bello!

 

CURA DE HUMILDAD

A mis hijos: Emiliano, Leandro, Alexis

No encuentres en la vida al verbo,
búscalo siempre.
No creas lo que ves, ni lo que oyes.
Ten atentos tus sentidos abiertos.
Dale oxígeno a todas tus esquinas.
Nunca seas inocente como los asesinos.
No cambies tu barca de madera,
por embarcaciones de última tecnología.
Anda siempre tu ruta, no te arrepientas.
Hay hombres hijo mío,
que vagan por el valle lujoso de sus sueños.
Nunca esperes a nadie,
que los amigos llegan,
serenos, distantes, más ciertos, más amantes.
No estés triste, ni tampoco contento.
Cambia los años por el tiempo.
No preguntes, aguarda las respuestas.
Corta por las mañanas glicinas blancas,
que adornen nuestra mesa
y después descansa.
Manso espera el alba.

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BESTIA ILUMINADA

Yo creía que el mar era siempre violento
y me recostaba en las arenas tibias,
esperando el frío brutal de todos los inviernos.
Yo quería tener fe para amar el aroma
dormido en los encierros.
Desesperada me aproximaba siempre a los barrancos,
esa era la línea de llegada,
y allí, nunca pensé en lo imposible
de toda búsqueda sagrada.
Allí, siempre me hipnotizaba el abismo,
la caída constante,
la falta de voz que me enseñaba.
Allí, la bestia iluminada que vivía conmigo,
me proponía nuevamente la caída,
y era tanta la altura, que yo aceptaba.


Francisco Ortiz, ópera, de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 40x120 cm.
NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA