FERNANDO PESSOA
[Alberto Caeiro]
Portugal, 1888 |
MÁS ALLÁ DE LA CURVA DEL CAMINO
Más allá de la curva del camino
tal vez haya un pozo tal vez un castillo,
o tal vez tan sólo continúe el camino.
No lo sé ni pregunto.
Mientras voy por el camino que hay antes de la curva
sólo miro el camino que hay antes de la curva,
porque no puedo ver más que el camino que hay antes de la
curva.
De nada habría de servirme mirar a otro lado
o hacia lo que no veo.
Impórtenos nada más el lugar donde estamos.
Hay belleza suficiente en estar aquí y no en otra parte.
Si alguien existe más allá de la curva del camino,
quienes se preocupan por lo que hay más allá de la curva
del camino
ahí tienen el camino que es el suyo.
Si ahí hemos de llegar al llegar lo sabremos.
Por ahora tan sólo sabemos que ahí es donde no estamos.
Aquí no hay más camino que el de antes de la curva, y antes
de la curva
el camino que hay no tiene curva alguna.
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ES TAL VEZ EL ÚLTIMO DÍA DE MI VIDA
Es tal vez el último día de mi vida.
He saludado al sol levantando la mano derecha,
mas no lo he saludado diciendo adiós.
Hice la seña de que me gustaba verlo antes: nada más.

Doble imprecisión, de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 54x65 cm.
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EL DÍA DE LOS OTROS
Cuando por fin mañana sea de veras,
cuando mañana sea mañana
definitivamente la mañana de los otros,
qué poco va a importarte a ti
lo que empezaste con afán ayer
y era imposible que nadie sino tú
con afán le diese fin a tiempo.
Cuando mañana sea mañana.
Cuando por fin amanezca el día de los otros,
absolutamente el día en que no estás
qué solos van a quedarse tus zapatos
y sabiendo que a ti qué más te da
colgarán tus camisas de las perchas
con cuánto imaginario desconsuelo.
Porque cuando amanezca el día de los otros
de veras que va a darte qué más da.
Suponte entonces otra forma de ser tú
mientras los otros huelen el sol que ya no ves
y piénsate un estar que no es aquí
donde no escuchas la impertinencia del reloj
y llámalo la eternidad.
Cómo pensar que entonces no va
a importarte tu mujer
ni te harán gracia las bromas de tus hijos ya
porque no sabes tú de ti ni qué.
Y así no entiendes tú la eternidad -ni yo.

Pieles deslizándose, de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 80x80 cm. |