SUMARIO
Editorial
Stéphane Mallarmé
Angustia
Notas de dirección
Carmen Salamanca
Germán Pardo García
Los crepúsculos del silencio (I)
Los crepúsculos del silencio (II)
Vicente Huidobro
El paso del retorno (I)
El paso del retorno (II)
Monumento al mar (I)
Monumento al mar (II)
Miguel Oscar Menassa
Adelanto del libro
"Antología Poética"
Soy el fino perfume de una tierra perfectamente helada
Somos el fruto maduro de una estación lejana
Socorro no puedo detener mis palabras
La patria del poeta
Balbucear
Frescores
Norma Menassa
El decadentismo (II)
Recital de Poesía
Día de la Mujer Trabajadora
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VICENTE HUIDOBRO

Chile, 1893

EL PASO DEL RETORNO

A Raquel que me dijo
un día cuando tú te
alejas un solo instante,
el tiempo y yo lloramos.

Yo soy ése que salió hace un año de su tierra
Buscando lejanías de vida y muerte
Su propio corazón y el corazón del mundo
Cuando el viento silbaba entrañas
En un crepúsculo gigante y sin recuerdos

Guiado por mi estrella
Con el pecho vacío
Y los ojos clavados en la altura
Salí hacia mi destino

Oh mis buenos amigos
¿Me habéis reconocido?
He vivido una vida que no puede vivirse
Pero tú, Poesía, no me has abandonado un solo instante
Oh mis amigos aquí estoy
Vosotros sabéis acaso lo que yo era
Pero nadie sabe lo que soy
El viento me hizo viento
La sombra me hizo sombra

El horizonte me hizo horizonte preparado a todo
La tarde me hizo tarde
Y el alba me hizo alba para cantar de nuevo

Oh poeta, esos tremendos ojos
Ese andar de alma de acero y de bondad de mármol.
Este es aquel que llegó al final del último camino
Y que vuelve quizás con otro paso.
Hago al andar el ruido de la muerte
Y si mis ojos os dicen
Cuánta vida he vivido y cuánta muerte he muerto
Ellos podrían también deciros
Cuánta vida he muerto y cuánta muerte he vivido

¡Oh mis fantasmas! Oh mis queridos espectros
La noche ha dejado noche en mis cabellos.
¿En dónde estuve? ¿Por dónde he andado?
¿Pero era ausencia aquélla o era mayor presencia?

Cuando las piedras oyen mi paso
Sienten una ternura que les ensancha el alma
Se hacen señas furtivas y hablan bajo:
Allí se acerca el buen amigo
El hombre de las distancias
Que viene fatigado de tanta muerte al hombro
De tanta vida en el pecho
Y busca donde pasar la noche
Heme aquí ante vuestros limpios ojos
Heme aquí vestido de lejanías

Atrás quedaron los negros nubarrones
Los años de tinieblas en el antro olvidado
Traigo un alma lavada por el fuego
Vosotros me llamáis sin saber a quién llamáis
Traigo un cristal sin sombra un corazón que no decae
La imagen de la nada y un rostro que sonríe
Traigo un amor muy parecido al universo

La Poesía me despejó el camino
Ya no hay banalidades en mi vida
¿Quién guió mis pasos de modo tan certero?

Mis ojos dicen a aquellos que cayeron
disparad contra mí vuestro dardos
Vengad en mí vuestras angustias
Vengad en mí vuestros fracasos
Yo soy invulnerable.
He tomado mi sitio en el cielo como el silencio

Los siglos de la tierra me caen en los brazos
Yo soy, amigos, el viajero sin fin
Las alas de la enorme aventura
Batían entre inviernos y veranos
Mirad cómo suben estrellas en mi alma
Desde que he expulsado las serpientes del tiempo
oscurecido

¿Cómo podremos entendernos?
Heme aquí de regreso de donde no se vuelve
Compasión de las olas y piedad de los astros
¡Cuánto tiempo perdido! Este es el hombre de las lejanías
El que daba vuelta las páginas de los muertos
Sin tiempo sin espacio sin corazón sin sangre
El que andaba de un lado para otro
Desesperado y solo en las tinieblas
Solo en el vacío
Como un perro que ladra hacia el fondo de un abismo

¡Oh vosotros! Oh mis buenos amigos
Los que habéis tocado mis manos
¿Qué habéis tocado?
Y vosotros que habéis escuchado mi voz
¿Qué habéis escuchado?
Y los que habéis contemplado mis ojos
¿Qué habéis contemplado
Lo he perdido todo y todo lo he ganado
Y ni siquiera pido
La parte de la vida que me corresponde
Ni montañas de fuego ni mares cultivados
Es tanto más lo que he ganado que lo que he perdido
Así es el viaje al fin del mundo
Y ésta es la corona de sangre de la gran experiencia.
La corona regalo de mi estrella
¿En dónde estuve en dónde estoy?
Los árboles lloran, un pájaro canta inconsolable
Decid ¿quién es el muerto?
El viento me solloza.
¡Qué inquietudes me has dado!
Algunas flores exclaman:
¿Estás vivo aún?
¿Quién es el muerto entonces?

 

(sigue...)

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA