DOMINGO 7 DE OCTUBRE
Quiero decirte que ahora que me toca un poco de fama y cierta
cuota de reconocimiento, yo no quiero nada de eso, aunque
reconozco haberlo ambicionado alguna vez, ahora quiero quedarme
tranquilo.
Escribiendo cuando a
mí me dé la gana.
Trabajando cuando a mí me
dé la gana.
Estando juntos cuando a mí me dé la
gana.
Tus ganas, quiero decir, que soy yo quien
descubrió lo
que pasó este siglo que agoniza a pesar de mis versos
o a causa de mis versos.
Pero, esta vez, jugando de verdad
al vuelo de tus labios, al sonido estremecedor de tus caderas
rompiéndose,
para mostrar al mundo que en este siglo que no se pudo casi
nada, nosotros dos pudimos amarnos en libertad.
Estuviéramos
cerca o lejos, nuestro amor, nuestro famoso, infinito amor,
no era otra cosa que una nueva manera de pensar el universo,
aunque debo reconocerlo, con mis versos y algunas historias
mal contadas entre amigos, le hice creer a toda la humanidad
posible, que garchar era lo único
que hacíamos.
Nuestros culos, tus tetas y mi pija,
aparecieron por doquier. Sobre mi pija hicieron un simposio
en la Facultad de Psicología
de Buenos Aires, pero nadie entendía nada.
Eran ejemplos
de una manera de pensar, esas anécdotas
no eran nuestra vida, sin embargo, sería bueno pensar
que tanta pasión, tanta carne sexual entre nosotros
fue, precisamente, lo que nos permitió la vida.
A veces,
tratándose de la sexualidad, éramos
capaces de grandes estragos, casi sin darnos cuenta.
No era
que hacíamos todo el día el amor. El
amor necesitaba, históricamente, que pasara lo nuestro.
El mundo necesitaba saber que la "energía" (para
llamarla de alguna manera) que produce el placer genital
reproductivo en todos sus paradigmas, la pasión del
acoplamiento de las bestias para la reproducción o
sus desviaciones, no se puede sublimar. Porque la sublimación
es un mecanismo del sujeto psíquico y no de la especie.
Alguien
tenía que demostrarle al mundo que habían
equivocado el destino de todo un siglo, pensando que la "represión
genital" hacía al hombre más civilizado,
mejor dotado para el arte, para las construcciones sociales.
Y yo y vos, amor mío que, a veces, parecemos tantos,
lo que deberíamos mostrar que no estoy seguro de poder
hacerlo:
El animal no puede ser doblegado por el
símbolo.
Sabiendo que va a morir lo único que le interesa es
acoplarse, amar, (follar, garchar en lenguas más correctas).
Por
eso que lo único que se puede hacer para poder
alguna cosa, es dejar de amarse a sí mismo y eso es
lo que las bestias no pueden.
Quiero tranquilizarte, diciéndote
que, esta vez, no será necesario sostener con nuestros
cuerpos estas escrituras; porque estas escrituras ya están
sostenidas.
Algo hemos logrado: nosotros, al menos,
somos un escritor.
Miguel Oscar Menassa
|
A veces, no es posible predecir las consecuencias
de nuestras acciones. Un simple olvido altera el orden previsto;
una palabra de más, o de menos, desvía nuestra
atención a lugares lejanos, desconocidos; un pensamiento
diferente cambia el tono de la conversación...
Detalles
sin importancia aparente, pero decisivos para el transcurrir
de la vida.
No sabemos si las poetas que presentamos
en este número
(también dedicado a mujeres escritoras, como el anterior)
fueron conscientes de la importancia de su poesía
para las generaciones futuras. De lo que estamos seguros
es de que, en parte gracias a ellas, nosotros estamos hoy
aquí.
Olga Orozco, poeta argentina nacida en 1920.
Maestra desde muy joven, ejerció de periodista e integró el
grupo surrealista Tercera Vanguardia, junto a Oliverio Girondo.
Es una de las más importantes poetas argentinas y
latinoamericanas del siglo XX.
Carilda Oliver Labra, nacida
en Cuba en 1924, obtuvo el título
de Doctora en Derecho civil. Ejerció como abogada,
bibliotecaria y profesora de dibujo, pintura y escultura.
Obtuvo, en Cuba, el Premio Nacional de Poesía y el
Premio Nacional de Literatura. Hoy continúa escribiendo.
Gioconda
Belli nació en Nicaragua en 1948. Por su
activismo político, tuvo que exiliarse en México
y Costa Rica. Un marcado acento erótico impregna buena
parte de su obra, aunque la última producción
denota su gran preocupación por los asuntos políticos
de su patria.
Carmen Conde, poeta, novelista y ensayista
española
nacida en Cartagena en 1907. Estudió Magisterio y
se tituló como licenciada en filosofía y letras.
Con el nombre de Florentina del Mar firmó varios libros
de prosa y literatura infantil. Fue la primera mujer española
en acceder a un puesto en la Real Academia Española.
Ernestina
de Champourcin, española nacida en Vitoria
en 1905. Fue discípula de Juan Ramón Jiménez
y muy unida a los poetas de la Generación del 27.
Recibió numerosos premios literarios y también
el Premio Mujer progresista. Murió en Madrid a los
94 años.
Gloria Fuertes nació en España en 1917. Una
de las primeras voces de la poesía femenina de la
posguerra, que se caracteriza por una forma crítica
de deconstruir la realidad a través del humor: El
antibelicismo y la protesta contra lo absurdo de la civilización
bajo la aparente sencillez de su lenguaje.
María Elena Wash, nacida en Argentina en 1930, poeta,
escritora, cantautora, dramaturga y compositora. Considerada
como "prócer cultural y blasón de casi
todas las infancias", durante toda su carrera publicó una
veintena de discos y escribió más de 50 libros.
Elizabeth Azcona Cranwell, poeta, narradora, articulista,
traductora y crítica literaria nacida en Argentina
en 1933. Fue traductora de los poemas de Dylan Thomas y William
Shand y de cuentos de Edgar Allan Poe. Su poesía tiene
una fuerte influencia de Olga Orozco.
Alejandra Pizarnik, nacida en Argentina en 1936. Firmemente
apolítica, gran estudiosa de los poetas surrealistas
franceses, se interesó por el psicoanálisis,
en un intento de encontrar respuestas. Hoy, tiene un monumento
en Avellaneda.
Pero antes de todo esto, en la Editorial, un texto de Miguel
Oscar Menassa donde muestra un nuevo enfoque de la sexualidad
y su relación con la escritura.
Y en Frescores, Federico García Lorca (en una alocución
de hace 81 años) nos habla de un problema endémico
de la sociedad moderna: la incapacidad (o desidia) de los
estados y sus gobiernos para alimentar culturalmente a la
población. Tristemente, comprobamos a diario que su
crítica no se ciñe a un determinado país,
sino que es un mal glo-balizado.
Hasta el próximo número.
Carmen Salamanca |