SUMARIO
Editorial
Edgar Bayley
Es infinita esta riqueza abandonada
Notas de dirección
Carmen Salamanca
Miguel de Unamuno
Incidentes domésticos (III)
Veré por ti
En estas tardes pardas
Ni mártir ni verdugo
Vuelven a mí mis noches
En horas de insomnio
A mi buitre
Para matar el tiempo
Cancionero
Louis Aragon
El autor levanta la voz
Libros

Poesía y Psicoanálisis
(1971-1991)

La cosa de la carne (II)
Aforismos
Promoción especial para estudiar psicoanálisis
Curso 2011-2012
Descargar nº 131
en PDF

EDITORIAL

ES INFINITA
ESTA RIQUEZA ABANDONADA

Esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría
al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo
tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
nunca supongas que la espuma del alba se ha extinguido
después del rostro hay otro rostro
tras la marcha de tu amante hay otra marcha
tras el canto un nuevo roce se prolonga
y las madrugadas esconden abecedarios inauditos islas
remotas
siempre será así
algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo
pero otro sueño se levanta y no es el mismo
entonces tú vuelves a las manos al corazón de todos
de cualquiera
no eres el mismo no son los mismos
otros saben la palabra tú la ignoras
otros saben olvidar los hechos innecesarios
y levantan su pulgar han olvidado
tú has de volver no importa tu fracaso
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
y cada gesto cada forma de amor o de reproche
entre las últimas risas el dolor y los comienzos
encontrará el agrio viento y las estrellas vencidas
una máscara de abedul presagia la visión
has querido ver
en el fondo del día lo has conseguido algunas veces
el río llega a los dioses
sube murmullos lejanos a la claridad del sol
amenazas
resplandor en frío

no esperas nada
sino la ruta del sol y de la pena
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada.

Edgar Bayley


Tulipán abstracto de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 40x40 cm.

 

NOTAS DE DIRECCIÓN

Así, con mucho esfuerzo, acabamos de cumplir 15 años. Y esto, para una revista de poesía, es mucha vida.

Y si la revista de poesía es, además, de distribución gratuita desde el comienzo, quiere decir que ha sido mucha la energía necesaria para llevarla adelante.

En nuestro caso, esa energía proviene, directamente y sin intermediarios, del trabajo material y diario de aquellos que sostienen la revista: los socios de honor.

Es por eso que, antes de nada, queremos agradecerles que hayan decidido invertir en mantener vivos sus sueños, sus esperanzas, porque han hecho posible que muchos otros puedan soñar, tener alguna esperanza.

Los aforismos de este número tienen que ver con la esperanza, en el más amplio sentido de la palabra, porque, hoy día, las previsiones económicas, sociales, bélicas y anímicas, hacen indispensable su ejercicio.

Volviendo al comienzo: Las 2001 noches acaba de cumplir 15 años, y ya hemos empezado a celebrarlo, volviendo a aparecer en papel. Seguimos fieles a los principios: publicar la mejor poesía de los mejores.

Hoy, más que nunca, es necesario recordar las palabras que nos han guiado hasta aquí. Por eso, la Editorial corre a cargo de Edgar Bayley, porque nos gustaría que supiese (porque los muertos no mueren: vigilan y ayudan) que, al menos durante otros 15 años, no pensamos abandonar esta riqueza infinita, que es la poesía.

Después, poesía de Miguel de Unamuno, español de Bilbao, que mantuvo la esperanza hasta el final, como muestran sus obras, y Louis Aragon, a los 40 años de su muerte, porque define con clarividencia poética nuestra ambición: "Reclamo en este mundo el lugar de la poesía".

Continuamos, en la sección libros, con la segunda entrega de "La cosa de la carne", de Miguel Oscar Menassa, porque, para perdurar, es necesario saber de quién es el cuerpo que habitamos.

Y, como no hay dos sin tres, volvamos al comienzo: Las 2001 noches, revista que hoy tengo el honor de dirigir, ha cumplido 15 años de vida. En este tiempo ha cambiado nuestra edad, nuestra economía, nuestras circunstancias y hasta nuestro cuerpo ha cambiado. Lo que no ha cambiado es nuestro deseo de ser lo que hemos dicho que somos: trabajadores de la poesía.

Si después de leer este número de Las 2001 noches, usted ha decidido perdurar en el tiempo, viaje a nuestro lado: la poesía siempre puede más.

Carmen Salamanca

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA