SUMARIO
Miguel Oscar Menassa
España por fin es mi país Madrid mi ciudad
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Napoleón Bonaparte
Rafael Alberti
Sermón de las cuatro verdades
Lejos de la guerra
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Adiós a las luces perdidas
Sermón de la sangre
Frescores
Mundial 2010
Socios de Honor
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AFORISMOS

NAPOLEÓN BONAPARTE

Francia, 1769

LA POLÍTICA

[1] Sólo se puede gobernar un pueblo ofreciéndole un porvenir. Un jefe es un vendedor de esperanzas.

[2] Es necesario emplear el tono conveniente para que los pueblos obedezcan, y obedecer, en general, es temer.

[3] Hay que presentarse ante los enemigos y ponerles buena cara; si no, creen que se les teme y eso les hace intrépidos.

[4] Gobernar por un partido significa, tarde o temprano, depender de él; ¡a mí no me cogerán! Soy nacional.

[5] En toda gran operación, siempre nos vemos obligados a dejar algo al azar.

[6] Un gobierno nuevo tiene que deslumbrar y sorprender; cuando deja de brillar, cae.

[7] Mi política consiste en gobernar a los hombres como la mayoría quiere ser gobernada. Creo que ésa es la manera de reconocer la soberanía de un pueblo.

[8] Actúo en política como en la guerra: distraigo a un flanco para batir al otro.

[9] La buena política consiste en hacer creer a los pueblos que son libres.

[10] Los grandes oradores que dominan a las asambleas por el esplendor de sus discursos son, en general, políticos mediocres; su fuerza está en la imprecisión, la práctica los mata.

[11] En la guerra, como en política, la oportunidad perdida nunca vuelve a presentarse.

[12] Todo el secreto de gobernar consiste en saber cuándo es necesario quitarse la piel de león para ponerse la de zorro.

[13] El gobernante debe tener energía sin fanatismo, principios sin demagogia y severidad sin crueldad.

[14] Es más fácil dejar de hablar de política que moderarse.

[15] La imprecisión en los principios es al gobierno lo que la parálisis al movimiento de las extremidades.

[16] La debilidad del poder supremo es la desgracia más horrible que puede padecer un pueblo.

[17] En política, un absurdo no siempre es un obstáculo.

[18] Sólo hay un agente de gobierno, la política; hoy aconseja una cosa, mañana otra. Tiene remedios distintos para males semejantes.

[19] La alta política no es otra cosa que el sentido común aplicado a los asuntos importantes.

[20] La política no tiene corazón, le basta el juicio.

[21] Es necesario que la moral y las ideas políticas de la generación que está formándose dejen de depender de la noticia del día o de las circunstancias del momento.

[22] Se gobierna mejor a los hombres por sus vicios que por sus virtudes.


Observando la experiencia de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo, 61x50 cm.

[23] Cuando no se es el más fuerte, hay que ser el más hábil.

[24] Quien está dispuesto a gobernar, debe saber pagar con su vida, y si es preciso dejarse asesinar.

[25] Los hombres que han cambiado el mundo no lo han conseguido remplazando a los gobernantes, sino siempre agitando a las masas.

[26] La anarquía conduce siempre al gobierno absoluto.

[27] El poder defensivo de una nación reside en la unidad y la constancia de su gobierno.

[28] En la guerra, como en política, cualquier mal, aunque no infrinja las normas, sólo es excusable cuando es absolutamente necesario: todo lo que está más allá es crimen.

[29] Los gobiernos sólo cumplen su palabra cuando se ven forzados a ello, o cuando hacerlo les resulta provechoso.

[30] Un incidente no puede dirigir la política, sino que la política debe dirigir los acontecimientos.

 

125.001 ejemplares: NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA