SUMARIO
Menassa en la Asociación de Escritores y Artistas Españoles
Por Alejandra Menassa
Por Emilio Porta
Por Paloma Benito Fernández
Miguel Oscar Menassa
La Patria del Poeta I
La Patria del Poeta II
Poesía 2000
Sin buscar sentidos
Soy me doy cuenta
Socios de Honor
Agenda
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VI

Mi padre es una carne abierta al sol,
mi padre es el oriente.

Mi madre es la celeste y confortable,
máquina de occidente.

Nací de dos seres agónicos,
quiero decir, una combinación imposible.

Nací feroz, atómico, silvestre.

Fui desde el comienzo un incalculable error,
no tuve límites y exploté, también,
contra mi vida.
Y volando en pedazos,
soy el que agranda el universo,
el que le quita los límites al ser
y volando, aérea luz,
astro de los encuentros.

VII

Si la muerte no existe,
a la vida le opondremos la vida.

Apóstol del verbo,
en mi garganta nacieron desde el primer encuentro,
mil cuerdas oceánicas y cantoras.

Satélite de lo humano,
represento lo imposible.

VIII

No veo el mar desde hace siglos,
estoy en el desierto de los cielos.

Una cadena atada a una ilusión,
una ilusión girando, enloquecida,
alrededor de una cadena.
Un acertijo donde leches blancas y perfumadas
caen en el corazón de la noche.

Vértigo entre las sombras,
asteroide decapitado por huracanes de jugos y cartílagos.

Pájaros inmóviles,
aguas de una vertiente al límite de sus fuerzas,
pájaros como árboles,
florecen.

IX

Cantos de robles oscuros y malignos.
Pequeños pájaros en las manos de un otoño vil.
Tiempo entre los espacios,
acontezco en el ser por lo más frágil.

Soy un pedazo de carne viva y elocuente,
entre las basuras,
un escalón al mundo de los astros.

Decir vertiente oceánica, es decir,
que no conozco mis anchuras.
Pájaro sin dimensiones,
con mis alas,

soy el que mueve las estrellas.

Viajad conmigo, obreros de la vida,
pequeños muertos, de pequeñas palabras,
soy el vaivén de un universo inagotable.

Lo que termina tiene sus pies sobre la tierra,
volando, os digo,
el mundo es infinito.

X

Intergaláctico y coloquial,
soy,
el fin de la locura.

Pequeña razón hecha pedazos.

Musgo naciente y firme
canción para el ocaso.
Paradoja brutal.
Máquina enfrentada a su pasión de ser.
Loca energía queriendo estallar el universo.

Una carne en medio, exacto, de la pupila astral,
una vagina, siempre descuartizada y abierta,
pariendo en los abismos celestes de la noche,
el infinito tiempo del amor.

Vejamen y luz,
vacilación instantánea entre los soles,
astillas de astros y astillas entre los astros.

 

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Nuestra pequeña balsa enamorada de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo, 80x80 cm

Planetas mancomunados para vivir,
estallan en todas direcciones,
intentan en diálogo fulminante,
un jaque mate a la muerte.

Pájaro de nieve.
Pájaro de montañas nevadas.
ALAS Y NIEVES Y PÁJAROS DE SAL.

Pájaros ardientes de agua y luz,
lombriz del tiempo.

Pico de águila voraz sobre la única serpiente.

Manzanas y rojas esmeraldas
y magnolias sangrantes para los ojos
de aquel que vive entre las estrellas,
para vivir.

Debajo de la vida,
la tierra,
se abre majestuosa al opulento espacio de los soles.
Viajo, por ese tajo, hacia el espacio,
descubro el universo.

Serpiente y ángel,
siembro sobre los cielos el apocalipsis del sentido.
Busco,
en la propia corteza de la tierra,
un cielo azul,
pájaros entre montañas.

POESÍA 2000

Deshojados rumores del tiempo
se abanican sobre mi cuerpo ya dejado de lado.

Son instantes que huelen a podrido, a carne agusanada.

Dejo volar mis manos
y el fin de siglo se conmueve por la pureza de mis gestos.

El apocalipsis esperado era esta página.

En medio de la guerra,
en medio de la guerra atómica,
en medio de otras guerras,
la guerra sucia, la guerra fría.
En medio de la droga, la pólvora,
la mutilación, la muerte,
el sida silencioso,
ha nacido el poeta.

Aquí me tenéis, soy el ejemplo posible.
En medio exacto de la locura universal,
vivo, no padezco de nada y cuando canto,
es una carne ajena la que canta en mi voz.

Soy los arrebatos inquietantes de la lengua,
una serpiente aligerada de su propio veneno,
sólo el movimiento de reptación al infinito,
luces perdidas negros senderos del silencio.

Soy un humano terrestre, lleno de algarabía,
la luz, que se bebe el futuro para contarlo.
Voz sin ecos, equilibrada voz sin ecos, voz.

El hombre me esperaba, suave caricia desgarrada,
que dejará en el inocente terráqueo sin medida,
sonora resonancia abierta, huellas de libertad.

 

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125.001 ejemplares: NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA