MIGUEL
                          HERNÁNDEZ 
                           España,
                            1910  | 
                     
                    
                      ORILLAS DE TU VIENTRE 
                        ¿Qué exaltaré en la tierra que
                          no sea algo tuyo? 
                          A mi lecho de ausente me echo como a una cruz 
                          de solitarias lunas del deseo, y exalto 
                          la orilla de tu vientre. 
                        Clavellina del valle que provocan tus piernas. 
                          Granada que ha rasgado de plenitud su boca. 
                          Trémula zarzamora suavemente dentada 
                          donde vivo arrojado. 
                        Arrojado y fugaz como el pez generoso, 
                          ansioso de que el agua, la lenta acción del
                          agua 
                          lo devaste: sepulte su decisión eléctrica 
                          de fértiles relámpagos. 
                        Aún me estremece el choque primero de los dos; 
                          cuando hicimos pedazos la luna a dentelladas, 
                          impulsamos las sábanas a un abril de amapolas, 
                          nos inspiraba el mar. 
                        Soto que atrae, umbría de vello casi en llamas, 
                          dentellada tenaz que siento en lo más hondo, 
                          vertiginoso abismo que me recoge, loco 
                          de la lúcida muerte. 
                        Túnel por el que a ciegas me aferro a tus entrañas. 
                          Recóndito lucero tras una madreselva 
                          hacia donde la espuma se agolpa, arrebatada 
                          del íntimo destino. 
                        En ti tiene el oasis su más ansiado huerto: 
                          el clavel y el jazmín se entrelazan, se ahogan. 
                          De ti son tantos siglos de muerte, de locura 
                          como te han sucedido. 
                        Corazón de la tierra, centro del universo, 
                          todo se atorbellina, con afán de satélite 
                          en torno a ti, pupila del sol que te entreabres 
                          en la flor del manzano. 
                        Ventana que da al mar, a una diáfana muerte 
                          cada vez más profunda, más azul y anchurosa. 
                          Su hálito de infinito propaga los espacios 
                          entre tú y yo y el fuego. 
                        Trágame, leve hoyo donde avanzo y me entierro. 
                          La losa que me cubra sea tu vientre leve, 
                          la madera tu carne, la bóveda tu ombligo, 
                          la eternidad la orilla. 
                        En ti me precipito como en la inmensidad 
                          de un mediodía claro de sangre submarina, 
                          mientras el delirante hoyo se hunde en el mar, 
                          y el clamor se hace hombre. 
                        Por ti logro en tu centro la libertad del astro. 
                          En ti nos acoplamos como dos eslabones, 
                          tú poseedora y yo. Y así somos cadena: 
                          mortalmente abrazados.                                                    | 
                     
                                       
                      
                    
                      
                        ESCUELA
                            DE POESÍA 
                          GRUPO CERO 
                             Dirige y Coordina:
                              Miguel Oscar Menassa 
                          TALLERES DE POESÍA  
                             
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                            Madrid 
                          -Carmen Salamanca: 609 515
                              338 
                            -Alejandra Menassa: 653 903 233 
                            -María Chévez: 91 41 73 49 
                            -Amelia Díez: 607 762 104 
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                            Alcalá de Henares 
                          -Carlos Fernández:
                              676 242 844  
                           Málaga 
                           -Amelia Díez:
                            607 762 104 
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                    La savia del
                            verano de Miguel
                          Oscar Menassa.  
                          Óleo sobre lienzo, 40x40 cm. 
                    LA BOCA 
                    Boca que arrastra mi boca: 
                      boca que me has arrastrado: 
                      boca que vienes de lejos 
                      a iluminarme de rayos. 
                      Alba que das a mis noches 
                      un resplandor rojo y blanco. 
                      Boca poblada de bocas: 
                      pájaro lleno de pájaros. 
                    Canción que vuelve las alas 
                      hacia arriba y hacia abajo. 
                      Muerte reducida a besos, 
                      a sed de morir despacio, 
                      das a la grama sangrante 
                      dos fúlgidos aletazos. 
                      El labio de arriba el cielo 
                      y la tierra el otro labio. 
                    Beso que rueda en la sombra: 
                      beso que viene rodando 
                      desde el primer cementerio 
                      hasta los últimos astros. 
                      Astro que tiene tu boca 
                      enmudecido y cerrado 
                      hasta que un roce celeste 
                      hace que vibren sus párpados. 
                    Beso que va a un porvenir 
                      de muchachas y muchachos, 
                      que no dejarán desiertos 
                      ni las calles ni los campos. 
                    ¡Cuántas bocas enterradas, 
                      sin boca, desenterramos! 
                    Beso en tu boca por ellos, 
                      brindo en tu boca por tantos 
                      que cayeron sobre el vino 
                      de los amorosos vasos. 
                      Hoy son recuerdos, recuerdos, 
                      besos distantes y amargos. 
                    Hundo en tu boca mi vida, 
                      oigo rumores de espacios, 
                      y el infinito parece 
                      que sobre mí se ha volcado. 
                    He de volverte a besar, 
                      he de volver, hundo, caigo, 
                      mientras descienden los siglos 
                      hacia los hondos barrancos 
                      como una febril nevada 
                      de besos y enamorados. 
                    Boca que desenterraste 
                      el amanecer más claro 
                      con tu lengua. Tres palabras, 
                      tres fuegos has heredado: 
                      vida, muerte, amor. Ahí quedan 
                      escritos sobre tus labios. 
                      
                    
                      
                        Libros de 
                          Miguel Oscar Menassa 
                          a la venta en 
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