SUMARIO
J. J. Bajarlía
Bajarlía: cartografía de un poeta
Louis Aragon
Licantropía contemporánea
POETAS DEL FÚTBOL
................................
Miguel Oscar Menassa
Nací en un barrio
Leopoldo de Luis
Fútbol modesto
Baldomero Fernández Moreno
Bueno ¿y qué?
Veintidós muchachos
Carmen Salamanca
A la selección española de fútbol
Alejandra Menassa de Lucia
Fútbol
Pablo Neruda
Colección nocturna
Edgar Bayley
El cielo se abre

Amiga que descubres, que revelas

Frescores
Jorge Luis Borges
Socios de Honor
Presentación de la muestra de Momgallery
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FRESCORES

- Pues tendré que comerme las perdices que para esta noche encargué.

La sirvienta se presentó y don Illán le dijo que las asara. A estas palabras, el Papa se halló en la celda subterránea en Toledo, solamente deán de Santiago y tan avergonzado de su ingratitud que no atinaba a disculparse. Don Illán dijo que bastaba con esa prueba, le negó su parte de las perdices y lo acompañó hasta la calle, donde le deseó feliz viaje y lo despidió con gran cortesía.

(Del Libro de Patronio del infante don Juan Manuel, que lo derivó de un libro árabe: Las cuarenta mañanas y las cuarenta noches).

 

SOCIOS DE HONOR EUROPA

Miguel Oscar Menassa (Madrid) 360 €
Miguel Martínez Fondón (Madrid) 360 €
Carlos Fernández del Ganso (Madrid) 360 €
Amelia Díez Cuesta (Madrid) 360 €
María Chévez (Madrid) 360 €
Alejandra Menassa de Lucia (Madrid) 360 €
Pilar Rojas Martínez (Madrid) 360 €
Jaime Icho Kozak (Madrid) 360 €
Fernando Ámez Miña (Madrid) 360 €
Olga de Lucia Vicente (Madrid) 360 €
Carmen Salamanca Gallego (Madrid) 360 €
Magdalena Salamanca Gallego (Madrid) 360 €
Helena Trujillo (Málaga) 360 €
Cruz González Cardeñosa (Madrid) 200 €
Sergio Aparicio Erroz (Madrid) 150 €
Claire Deloupy (Madrid) 150 €
Pablo J. García Muñoz (Madrid) 120 €
Mónica López Bordón (Madrid) 100 €
Vicente Prada Gómez (Madrid) 100 €
Kepa Ríos Alday (Madrid) 100 €
Ruy Henríquez (Madrid) 60 €
Hernán Kozak Cino (Madrid) 60 €
Mª Carmen García Mateos (Salamanca) 50 €
Fabián Menassa de Lucia (Madrid) 50 €
Manuel Menassa de Lucia (Madrid) 50 €
Soledad Caballero (Alcalá de Henares) 30 €
Clara García García (Madrid) 25 €
Juan F.Glez-Díaz (Las Palmas) 20 €
Sylvie Lachaume (Ibiza) 20 €
Pino Lorenzo (Las Palmas) 20 €
Mónica Quintana González (Madrid) 15 €
Víctor Quintana González (Madrid) 15 €
Gheorghe Vintan (Rumanía) 15 €
Carmen Ortigosa Martín (Torrejón de Ardoz) 12 €
Luis Rodríguez Hernández (Madrid) 12 €
Mª Rosario Cardeñosa (Madrid) 10 €

SOCIOS DE HONOR AMÉRICA

Miguel Oscar Menassa (Buenos Aires) 500 U$
Norma Menassa (Buenos Aires) 500 U$
Inés Barrio (Buenos Aires) 250 U$
Marcela Villavella (Buenos Aires) 250 U$
Alejandra Madormo (Buenos Aires) 100 U$
Lucía Serrano (Buenos Aires) 100 U$
Lúcia Bins Ely (Brasil) 100 U$
Renato Battistel (Brasil) 100 U$
Leonora Waihrich (Brasil) 50 U$
Roberto Molero (Buenos Aires) 50 U$
Tom Lupo (Buenos Aires) 50 U$
Paula Rodríguez (Buenos Aires) 50 U$
Renata Passolini (Buenos Aires) 50 U$
Gabriela Melluso (Buenos Aires) 50 U$
Jorge Montironi (Buenos Aires) 50 U$
Patricia Di Pinto (Buenos Aires) 50 U$
Eliane Fernándes Marques (Brasil) 30 U$
Bárbara Corsetti (Brasil) 20 U$
Norberto Demarco (Buenos Aires) 20 U$
Yanina Escalante (Buenos Aires) 20 U$
Paula Putero (Buenos Aires) 10 U$
Mariana Benitez 10 U$
Juan F.Glez-Díaz (La Habana) 10 U$

 

JUVENTUD GRUPO CERO
Asóciate desde 10 euros al mes
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NO DEBEMOS CALMAR
EL HAMBRE NUNCA

 

JORGE LUIS BORGES

Argentina, 1899

Del libro “Historia universal de la infamia”

EL BRUJO POSTERGADO

En Santiago había un deán que tenía codicia de aprender el arte de la magia. Oyó decir que don Illán de Toledo la sabía más que ninguno, y fue a Toledo a buscarlo.

El día que llegó enderezó a la casa de don Illán y lo encontró leyendo en una habitación apartada. Éste lo recibió con bondad y le dijo que postergara el motivo de su visita hasta después de comer. Le señaló un alojamiento muy fresco y le dijo que lo alegraba mucho su venida. Después de comer, el deán le refirió la razón de aquella visita y le rogó que le enseñara la ciencia má-gica. Don Illán le dijo que adivinaba que era deán, hombre de buena posición y buen porvenir, y que temía ser olvidado luego por él. El deán le prometió y aseguró que nunca olvidaría aquella merced, y que estaría siempre a sus órdenes. Ya arreglado el asunto, explicó don Illán que las artes mágicas no se podían aprender sino en sitio apartado, y tomándolo por la mano, lo llevó a una pieza contigua, en cuyo piso había una gran argolla de fierro. Antes le dijo a la sirvienta que tuviese perdices para la cena, pero que no las pusiera a asar hasta que la mandaran. Levantaron la argolla entre los dos y descendieron por una escalera de piedra bien labrada, hasta que al deán le pareció que habían bajado tanto que el lecho del Tajo estaba sobre ellos. Al pie de la escalera había una celda y luego una biblioteca y luego una especie de gabinete con instrumentos mágicos. Revisaron los libros y en eso estaban cuando entraron dos hombres con una carta para el deán, escrita por el obispo, su tío, en la que le hacía saber que estaba muy enfermo y que, si quería encontrarlo vivo, no demorase. Al deán lo contrariaron mucho estas nuevas, lo uno por la dolencia de su tío, lo otro por tener que interrumpir los estudios. Optó por escribir una disculpa y la mandó al obispo. A los tres días llegaron unos hombres de luto con otras cartas para el deán, en las que se leía que el obispo había fallecido, que estaban eligiendo sucesor y que esperaban por la gracia de Dios que lo elegirían a él.

Decían también que no se molestara en venir, puesto que parecía mucho mejor que lo eligieran en su ausencia.

A los diez días vinieron dos escuderos muy bien vestidos, que se arrojaron a sus pies y besaron sus manos y lo saludaron obispo. Cuando don Illán vio estas cosas se dirigió con mucha alegría al nuevo prelado y le dijo que agradecía al Señor que tan buenas nuevas llegaran a su casa. Luego le pidió el decanazgo vacante para uno de sus hijos. El obispo le hizo saber que había reservado el decanazgo para su propio hermano, pero que había determinado favorecerlo y que partiesen juntos para Santiago.

Fueron para Santiago los tres, donde los recibieron con ho-nores. A los seis meses recibió el obispo mandaderos del Papa que le ofrecía el arzobispado de Tolosa, dejando en sus manos el nombramiento de sucesor. Cuando don Illán supo esto, le recordó la antigua promesa y le pidió ese título para su hijo. El arzobispo le hizo saber que había reservado el obispado para su propio tío, hermano de su padre, pero que había determinado favorecerlo y que partiesen juntos para Tolosa. Don Illán no tuvo más remedio que asentir.

Fueron para Tolosa los tres, donde los recibieron con honores y misas. A los dos años recibió el arzobispo mandaderos del Papa que le ofrecía el capelo de cardenal, dejando en sus manos el nombramiento de sucesor. Cuando don Illán supo esto, le recordó la antigua promesa y le pidió ese título para su hijo. El cardenal le hizo saber que había reservado el arzobispado para su propio tío, hermano de su madre, pero que había determinado favorecerlo y que partiesen juntos para Roma. Don Illán no tuvo más remedio que asentir. Fueron para Roma los tres, donde los recibieron con honores y misas y procesiones. A los cuatro años murió el Papa y nuestro cardenal fue elegido para el papado por todos los demás. Cuando don Illán supo esto, besó los pies de Su Santidad, le recordó la antigua promesa y le pidió el cardelanato para su hijo. El Papa lo amenazó con la cárcel, diciéndole que bien sabía él que no era más que un brujo y que en Toledo había sido profesor de artes mágicas. El miserable don Illán dijo que iba a volver a España y le pidió algo para comer durante el camino. El Papa no accedió. Entonces don Illán (cuyo rostro se había remozado de un modo extraño), dijo con una voz sin temblor: