SUMARIO
J. J. Bajarlía
Bajarlía: cartografía de un poeta
Louis Aragon
Licantropía contemporánea
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................................
Miguel Oscar Menassa
Nací en un barrio
Leopoldo de Luis
Fútbol modesto
Baldomero Fernández Moreno
Bueno ¿y qué?
Veintidós muchachos
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A la selección española de fútbol
Alejandra Menassa de Lucia
Fútbol
Pablo Neruda
Colección nocturna
Edgar Bayley
El cielo se abre

Amiga que descubres, que revelas

Frescores
Jorge Luis Borges
Socios de Honor
Presentación de la muestra de Momgallery
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La Capital -Cultura-

Bajarlía: cartografía de un poeta

Por Stella Albarado


Bajarlía, flanqueado por Enriqueta Mayo y el intendente Gustavo Pulti, cuando fuera designado Visitante Ilustre.

Si las grandes obras de la literatura se distinguen por la grandeza de su realización expresiva, la obra de Juan-Jacobo Bajarlía cumple con esa premisa. En su estilo -decía- no seguía el trámite corriente; mezclaba lo fantástico, la ciencia-ficción, la erudición y lo histórico, obteniendo una estructura distinta, en cuyo centro, la preocupación por el destino del hombre se instala como principal significación. Un estilo que explora en los principios de todo conocimiento, en la búsqueda cósmica del propio ser.

Tuvo un amor apasionado por la literatura. Y reflexiones a contracorriente que, aún hoy, siguen perturbando. Su obra multifacética, sus actitudes de autoexistencia y su figura mayestática permanecen en nuestra memoria como las de un ser de generosa inteligencia, un gran sentido del humor y una visión de la verdad absolutamente insobornable. Sumamente agudo, sabía que detrás del acto creativo existen corrientes subterráneas de poderosa fuerza que delatan en una palabra, en un verso o imagen los ocultamientos intencionados o casuísticos. Sabía que todo texto está cubierto de una piel y que debajo de ella se esconde el nefesh que le da vida. Esta percepción la utilizó para indagar en raras historias con palabras vaticinadoras.

Literato de inmensa erudición, afincado siempre en Buenos Aires -donde nació-, se dedicó a la investigación y a la crítica lite-raria. Enfocó sus estudios principalmente en la literatura de los grandes maestros. Sus trabajos bibliográficos y de investigación se convertían en una verdadera revelación que él asumía como algo personal. A través de investigaciones que hubiese envidiado el mismísimo Sherlock Holmes, se transformaba en un verdadero detective que rastreaba la verdad de las instancias; el acta de nacimiento o de defunción, el texto del cual apenas había escuchado, hurgaba en archivos particulares, bibliotecas, hemerotecas, oficinas del registro civil y parroquias. No importaban el tiempo y la distancia. Su fervor lo acercaba al encuentro de lo que había intuido. Esta tarea titánica lo llevó a rescatar del olvido a escritores y textos hoy fundamentales en la literatura; valgan como ejemplo la figura de Pietro Aretino, del Marqués de Sade, de Antonin Artaud y de Malcom de Chazal, entre tantos otros autores.

Títulos como La confesión de Finnegan (monodrama) y Monteagudo, ambos de 1962, merecieron en su momento la atención de la crítica periodística. Los diarios de la época comentaban acerca de su drama Monteagudo: “... es una obra de severa estructura y austero tono. En ella Bajarlía traza con mano segura un excelente retrato de aquel fanático de la libertad que fue Monteagudo. Bellísima pieza, noble, hábilmente estructurada. Un hombre de fuerza, capaz de desafiar la muerte y para quien “cada bala es una lágrima insepulta”, es el que nos describe hábilmente Bajarlía sin descuidar el trazado psicológico de los seres que lo rodean”.

Cuando publica “la polémica Reverdy-Huidobro: origen del ultraísmo”, Fernand Verhesen inscribe en su prefacio, refiriéndose a su cualidad de ensayista: “Bajarlía ha publicado numerosos artículos críticos entre los cuales hay que señalar sus notables estudios sobre Huidobro. La extensión y la precisión de su información, lo mismo que su imparcialidad, no podrán ponerse en duda. Nosotros nos hemos dirigido a él en la esperanza de poner punto final a la pretendida polémica que enfrentó en otro tiempo a Pierre Reverdy y Vicente Huidobro. La leyenda negra contra V. Huidobro, los silencios, inexactitudes y escamoteos sobre los orígenes del ultraísmo, son puntos culminantes que Bajarlía resuelve en este estudio que mereció la distinción de ser publicado en francés”.
LA IMAGEN Y EL SUCESO

Fue el mayor referente en nuestro país del movimiento estético literario llamado “de Vanguardia”. Junto a inolvidables poetas y artistas plásticos constituyó la primera Vanguardia Argentina.

Traductor y jurisconsulto, Juan-Jacobo Bajarlía nos ha legado la síntesis de la energía literaria integrada a su semblante profético. En Bajarlía, escritor y periodista de profundas raíces, hemos conocido al hombre apasionado por la novela policial y la ciencia ficción. Para él, “el género de lo fantástico se convierte en una dimensión ineludible ya que prepara al hombre para su impostergable transfiguración”. En inolvidables charlas nos recordaba esta idea de Teilhard de Chardin: “Dentro de la escala cósmica, toda la física moderna nos demuestra que sólo lo fantástico tiene posibilidades de convertirse en verdad”. Pero en definitiva, repetía con frecuencia, “lo fundamental es el hecho literario en sí”. En Nuevos Límites del Infierno (1972), Bajarlía dedica la primera parte al sueño de la poesía y enuncia el fervor de un mundo que aún puede salvar al hombre, donde la imagen y el suceso pretenden ser una poesía de la historia y expresa: “Sigo sosteniendo que no hay poesía sin imagen. Y que no hay imagen sin invención. Sigo pensando que la analogía está desterrada de un mundo en que el principio de indeterminación y no el de causalidad es el que rige la física atómica y las relaciones mortales del hombre. No amo al hombre sabio: me conmueve la investigación que es otra forma de la poesía”.

Es en su libro El endemoniado Sr. Rosetti (1977) que Bajarlía construye una novela de apasionante interés, con elementos lucidamente urdidos y con un suspenso hábilmente manejado. En su prefacio, inscribe: “El que avanza a través de su imagen se introduce en sí mismo para buscar la puerta del infierno. La última recompensa será el tiempo que se contrae sobre el abismo. Pero el tiempo es otra forma de la muerte que es el infierno”.

En 2004 y con casi 90 años de edad, se convierte en entusiasta mentor y primer colaborador de Apofántica, la publicación marplatense. El Signismo, Una galería de rostros apofánticos y El Manifiesto Signista (del que fuera creador), son los temas de su artículo para el primer número. Solía decir: “lanzarse con una revista literaria es emprender una aventura en las proximidades del Infierno, un acto de ingenuidad que hubiera hecho reír a Lautreamont. Antonin Artaud decía que una nueva publicación multiplicaba la imagen del espejo y dilaceraba el equilibrio. Sucede, sin embargo, que una revista literaria también es un acto de creación. Un infierno y un acto de reafirmación creadora. Un infierno donde la cultura es un lujo, donde la censura viene de las tinieblas. Pero un acto de reafirmación creadora que se yergue contra los simuladores de la escritura que, en oscuras redacciones asumen el engaño por la mediocridad y la ignorancia por el talento”.

Artífice de una modalidad literaria de avanzada, supo prestigiar el valor de las letras universales con sus vastos conocimientos, con el respeto por las tradiciones literarias y la incorporación, sin eufemismos, de un estilo que pregonaba el rescate de la inventiva y la creatividad por sobre toda otra cuestión donde lo fantástico adquiere la cualidad de preparar al hombre para su impostergable transfiguración. En La casa espectral (libro II), habla de “ciertos nódulos mutantes que poseen algunos seres privilegiados para percibir la transformación de la materia humana más allá de ese accidente que llamamos muerte”.

Jean-Jacques cruzó el muro del abismo el 22 de julio de 2005. Porque sabía que la poesía es la medida del hombre, nunca cesó de expresar: “la palabra se esconde en lo más profundo del corazón y para hallarla es necesario que la sangre suene en el canto de los pájaros”.

POSDATA

Las estrellas, en fuga hacia el infinito
ennegrecían la noche y la poblaron de extraños sonidos
que avanzaban lentamente.
Y se encendieron los semáforos negros
sobre el vacío.
La luz era un cono que recogía tus palabras.

Esta voz, la de quien tuvo el privilegio de conocerlo y crecer con su amistad, pretende evocar y extraer de la piedra del silencio la infinita presencia de Juan-Jacobo Bajarlía y su extraordinaria, singular dimensión humana.

Mar del Plata - Domingo, 19 de julio de 2009

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