SUMARIO
Editorial
Rafael Alberti
Los ángeles mudos
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Louis Aragon
Poemas de capa y espada
Silvia Plath
Amabilidad
Gonzalo Rojas
Naturaleza del fastidio
Maxime Alensandre
Una mañana
Los saltimbanquis
César Vallejo
Va corriendo, andando, huyendo
Audre Lorde
La amenaza morena o poema a la supervivencia de las cucarachas
Linda Pastan
¿Por qué son tan oscuros tus poemas?
Anciana
Nichita Stanescu
Seña 10
Hojarasca
Seña 12
Antonio Machado
Mi padre en el tiempo
Caminos
Vladimir Holan
Nieve
Kathleen Raine
El instante
La hoja
Adelanto del libro
“ANTOLOGÍA POÉTICA”
de Miguel Oscar Menassa
Consejo I
Consejo II
Consejo III
Aforismos
Agenda Grupo Cero

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Vladimir Holan

Chequia, 1905

NIEVE

La nieve empezó a caer a medianoche. Y es verdad
que donde se está mejor es sentado en la cocina
aunque sea la cocina del insomnio.
Allí hace calor, te preparas algo, bebes vino
y miras por la ventana la eternidad familiar.
Por qué ibas a torturarte por saber si nacimiento y muerte
son sólo puntos,
puesto que la vida no es una línea recta.
Por qué ibas a atormentarte al ver el calendario
y a preocuparte por el valor que está en juego.
¿Y por qué ibas a admitir que no tienes
ni para zapatos para Saskia?
¿Y por qué ibas a envanecerte
de que sufres más que los demás?
Aunque en la tierra no existiera el silencio
ese nevar lo habría inventado ya en su sueño.
Estás solo. Ningún gesto. Nada de qué hacer gala."


El refugio de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 46x33 cm.

Kathleen Raine

Reino Unido, 1908

EL INSTANTE

Para poner por escrito todo lo que contengo en este instante
vaciaría el desierto a través de un reloj de arena,
el mar a través de una clepsidra,
gota a gota y grano a grano
a los impenetrables, inmensurables mares y arenas mutables liberados.
Porque los días y las noches de la tierra se desmoronan sobre mí
las mareas y las arenas me atraviesan,
y yo sólo tengo dos manos y un corazón para retener
al desierto y al mar.
Si se escapa y me esquiva, ¿qué puedo contener?
Las mareas me arrastran
el desierto se desliza bajo mis pies.

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LA HOJA

“Con qué belleza cae”, dijiste,
al tiempo que una hoja giraba y volteaba
en viento invisible sostenida,
con qué ligereza hasta el suelo
prolonga su vuelo.
Tú, por la caída de una hoja olvidaste
vejez, soledad,
el esqueleto abatido que es el cuerpo,
las tullidas manos, el flaco sentir,
el mundo cruel y su dolor.
¿De qué fue presagio esa hojita
para ti?, compromiso de oro
entre tú ¿qué oculto
mensajero al corazón
oriundo de una tierra benigna y simple?

 

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA