SUMARIO
Editorial
Rafael Alberti
Los ángeles mudos
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Louis Aragon
Poemas de capa y espada
Silvia Plath
Amabilidad
Gonzalo Rojas
Naturaleza del fastidio
Maxime Alensandre
Una mañana
Los saltimbanquis
César Vallejo
Va corriendo, andando, huyendo
Audre Lorde
La amenaza morena o poema a la supervivencia de las cucarachas
Linda Pastan
¿Por qué son tan oscuros tus poemas?
Anciana
Nichita Stanescu
Seña 10
Hojarasca
Seña 12
Antonio Machado
Mi padre en el tiempo
Caminos
Vladimir Holan
Nieve
Kathleen Raine
El instante
La hoja
Adelanto del libro
“ANTOLOGÍA POÉTICA”
de Miguel Oscar Menassa
Consejo I
Consejo II
Consejo III
Aforismos
Agenda Grupo Cero

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Louis Aragon

Francia, 1897

POEMAS DE CAPA Y ESPADA

Los caballeros del huracán se enganchan en los postigos
de los comercios
Vuelcan los jarros de leche como simples alfeñiques
Giran alrededor de las cabezas
Van a apoyarse con nostalgia en la bola pilosa de los
peluqueros

Caballeros del huracán
qué habéis hecho de vuestros guantes

Al azar por los barrios que ellos perturban
Suben entre las casas

Hacia arriba hacia abajo hacia arriba hacia arriba
Suspiran en las buhardillas
Suspiran en los respiraderos

Caballeros del huracán
Pero dónde pero dónde dejasteis vuestros guantes

Uno se aleja otro se aproxima
son dos bien lo veo
El que se aleja es San Sebastián
El que se aproxima es un pagano

Caballeros del huracán
Qué intrigantes que sois

San Sebastián se arranca algunas flechas
El pagano las recoge y las lame
San Sebastián lleva el reloj en la muñeca
Las tres y diez

Caballeros del huracán
Dónde dónde dónde dejasteis vuestros guantes

Uh Uh en las chimeneas
Las tres y once actualmente
Hace rato que no hay trenes subterráneos
Qué vais a buscar en los sótanos

Caballeros del huracán
Quizás hayáis perdido vuestros guantes

Aquí dejé mi corbata
Me responde San Sebastián
El pagano nada dice
Sin duda ha extraviado su corbata

Caballeros del huracán
Los guantes han caído en la alcantarilla

Uno observa el momento actual
El otro tiene recuerdos en los oídos
Uno alza vuelo y el otro muere
La noche se abre y muestra las piernas

Caballeros del huracán
Caballeros extravagantes

Silvia Plath

Estados Unidos, 1932

AMABILIDAD

Amabilidad anda por mi casa.
Señora Amabilidad ¡tan agradable es ella!
Las piedras azules y rojas de sus anillos asoman
a las ventanas, los espejos
se llenan de sonrisas.

¿Qué es más real que el llanto de un niño?
El grito de un conejo puede ser más salvaje
pero no tiene alma.
El azúcar cura cualquier cosa, dice Amabilidad:
el azúcar es un fluido necesario.

Sus cristales casi una cataplasma.
¡Oh, amabilidad, amabilidad
qué dulcemente recoges los pedazos!
Mis sedas japonesas, mariposas desesperadas,
podría ser pinchada sin aviso, anestesiada.

Y acá llegas, con una taza de té
envuelta en vapor.
El chorro de sangre es poesía,
no hay modo de pararlo.
Tú me entregas dos niños, dos rosas.

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA