SUMARIO
Editorial
Rafael Alberti
Los ángeles mudos
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Louis Aragon
Poemas de capa y espada
Silvia Plath
Amabilidad
Gonzalo Rojas
Naturaleza del fastidio
Maxime Alensandre
Una mañana
Los saltimbanquis
César Vallejo
Va corriendo, andando, huyendo
Audre Lorde
La amenaza morena o poema a la supervivencia de las cucarachas
Linda Pastan
¿Por qué son tan oscuros tus poemas?
Anciana
Nichita Stanescu
Seña 10
Hojarasca
Seña 12
Antonio Machado
Mi padre en el tiempo
Caminos
Vladimir Holan
Nieve
Kathleen Raine
El instante
La hoja
Adelanto del libro
“ANTOLOGÍA POÉTICA”
de Miguel Oscar Menassa
Consejo I
Consejo II
Consejo III
Aforismos
Agenda Grupo Cero

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Antonio Machado

España, 1875

MI PADRE EN EL TIEMPO

"Ya casi tengo un retrato
de mi buen padre, en el tiempo,
pero el tiempo se lo va llevando.
Mi padre, cazador, - en la ribera
del Guadalquivir ¡en un día tan claro! -
- es el cañón azul de su escopeta
y del tiro certero el humo blanco!
Mi padre en el jardín de nuestra casa,
mi padre, entre sus libros, trabajando.
Los ojos grandes, la alta frente,
el rostro enjuto, los bigotes lacios.
Mi padre escribe (letra diminuta)
medita, sueña, sufre, habla alto.
Pasea - oh padre mío ¡todavía
estás ahí, el tiempo no te ha borrado!
Ya soy más viejo que eras tú, padre mío,
cuando me besabas.
Pero en el recuerdo, soy también el niño que tú
llevabas de la mano.
¡Muchos años pasaron sin que yo te recordara, padre
mío!
¿Dónde estabas tú en esos años?"

 

Fantasma acuático de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 35x27 cm.

 

CAMINOS

De la ciudad moruna
tras las murallas viejas,
yo contemplo la tarde silenciosa,
a solas con mi sombra y con mi pena.

El río va corriendo,
entre sombrías huertas
y grises olivares,
por los alegres campos de Baeza.

Tienen las vides pámpanos dorados
sobre las rojas cepas.
Guadalquivir, como un alfanje roto
y disperso, reluce y espejea.

Lejos, los montes duermen
envueltos en la niebla,
niebla de otoño, maternal; descansan
las rudas moles de su ser de piedra
en esta tibia tarde de noviembre,
tarde piadosa, cárdena y violeta.

El viento ha sacudido
los mustios olmos de la carretera,
levantando en rosados torbellinos
el polvo de la tierra.
La luna está subiendo
amoratada, jadeante y llena.

Los caminitos blancos
se cruzan y se alejan,
buscando los dispersos caseríos
del valle y de la sierra.
Caminos de los campos...
¡Ay, ya, no puedo caminar con ella!

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA