SUMARIO
Editorial
Miguel Oscar Menassa
La poesía no se enamora nunca
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Jacques Prévert
El arroyo
Los pájaros del pesar
El fusilado
Canción
Raúl González Tuñón
Los sueños de los niños inventando países
Enrique Molina
Memoria
Paul Eluard
Yo te nombro, libertad
Gabriel Celaya
Amor
Quien me habita
Vicente Huidobro
Las ciudades
Stéphane Mallarmé
Brisa marina
Alfonsina Storni
Tú me quieres blanca
Sábado
Miguel Oscar Menassa
He viajado. He viajado
Aforismos
Agenda Grupo Cero

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Gabriel Celaya

España, 1911

AMOR

Vivir es fácil y, a veces, casi alegre.

Esta tarde -mar, pinares, azul-,
suspendido entre los brazos ligerísimos del aire
y entre los tuyos, dulce, dulce mía,
un ritmo palpitante me cantaba:
es fácil y, a veces, casi alegre.

La brisa unía en un mismo latido
nuestros cuerpos, los árboles, las olas,
y nosotros no éramos distintos
de las nubes, los pájaros, los pinos,
de las plantas azules de agua y aire,
plantas, al fin, nosotros, de callada y dulce carne.

La tierra se extasiaba; ya casi era divina
en las nubes redondas, en la espuma,
en este blanco amor que, radiante, se eleva
al suave empuje de dos cuerpos que se unen
en la hierba.

¿Recuerdas, dulce mía, cuando el aire
se llenaba de palomas invisibles,
de una música o brisa que tu aliento
repetía apresurado de secretos?

Vivir es fácil y, a veces, casi alegre.
Contigo entre los brazos estoy viendo
caballos que me escapan por un aire lejano,
y estoy, y estamos, tocando con los labios
esas flores azules que nacen de la nada.

Vivir es fácil y, a veces, casi alegre.
Al hablar, confundimos; al andar, tropezamos;
al besarnos no existe un solo error posible:
resucitan los cuerpos cantando, y parece
que vamos a cubrirnos de flores diminutas,
de flores blancas, lo mismo que un manzano.

Dulce, dulce mía, ciérrame los ojos,
deja que este aire inunde nuestros cuerpos;
seamos solamente dos árboles temblando
con lo mismo que en ellos ha temblado esta tarde.

Vivir es más que fácil: es alegre.
Por caminos difíciles hoy llego
a la simple verdad de que tú vives.
Sólo quiero el amor, el árbol verde
que se mueve en el aire levemente
mientras nubes blanquísimas escapan

por un cielo que es rosa, que es azul, que es
gris y malva,
que es siempre lo infinito y no comprendo,
ni quiero comprender porque esto basta:
¡amor, amor!, tus brazos y mis brazos
y los brazos ligerísimos del aire que nos lleva,
y una música que flota por encima,
que oímos y no oímos,
que consuela y exalta:
¡amor también volando a lo divino!

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QUIÉN ME HABITA

“Je est un autre”
A.Rimbaud

¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar,
y oír como una lejana catarata
que la vida se derrumba,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar!

¡Qué extraño es verme aquí sentado!
¡Qué extraño verme como una planta que respira,
y sentir en el pecho un pájaro encerrado,
y un denso empuje que se abre paso difícilmente
por mis venas!

¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y agarrarme una mano con la otra,
y tocarme, y sonreír, y decir en voz alta
mi propio nombre tan falto de sentido!

¡Oh, qué extraño, qué horriblemente extraño!
La sorpresa hace mudo mi espanto.
Hay un desconocido que me habita
y habla como si no fuera yo mismo.

 

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA