NADIE ME LO PIDIÓ
Nadie me lo pidió.
Y sin embargo, mi cuerpo inflamado de deseo
fue el fugaz vuelo encendiendo el firmamento,
la deriva de la alondra en su vuelo marcando la algarabía
de la noche y sus frutos del Caribe y la Mesopotamia.
Tablillas de arcilla para las primeras señas del hombre…
alegría esculpiendo el nombre de las cosas
pequeños artefactos en mi jardín de palabras.
Fue el viento primero, ese que no pasó, no sucedió
ni en tus sueños, ni en las palmas de tus manos.
Nadie me lo pidió, sin embargo, fue la caricia del sol
esa historia que escribimos
ese amor que floreció sin yo saberlo.
AMO EL GALOPE INFINITO
DE TUS VERSOS
Amo el galope infinito de tus versos
esa alegría del vuelo insaciable
la rotundidad de una imagen doblada
y trasladada a una frase,
esa persistencia tuya en la voz.
Tengo en el alma cóndores, águilas
paseando sus vuelos majestuosos.
Amo el galope infinito de tus versos.