- Nuestras virtudes morales favorecen principalmente a otros, las intelectuales, por el contrario, ante todo a nosotros. Por eso aquéllas nos hacen queridos de todos, y éstas, odiados.
- El medio más seguro de no llegar a ser muy infeliz es no pretender ser muy feliz.
- La voluntad de vivir restablece mediante la escritura la unidad de su consciencia dispersa en el tiempo y el espacio.
- La existencia no es más que un episodio de la nada.
- Natura es una expresión correcta, pero eufemística; con igual razón podía decirse Mortura.
- Aunque vista desde fuera pueda aparecer muy tranquila, la vida de todos los hombres geniales es trágica de principio a fin.
- A veces creemos que anhelamos volver a un lugar lejano, cuando lo que propiamente anhelamos es tan sólo volver al tiempo que allí vivimos, cuando éramos más jóvenes y frescos. Así es como nos engaña el tiempo, bajo la máscara del espacio. Si viajamos a ese lugar, pronto nos damos cuenta del engaño.
- Que alguien tenga más razones para buscar a los seres humanos o para evitarlos depende de que tema más al aburrimiento o al fastidio.
- ...No hay rosa sin espinas, pero sí hay bastantes espinas sin rosa.
- Un deseo cumplido se parece a una limosna recibida por un mendigo: lo mantiene hoy para que mañana vuelva a estar hambriento. La resignación, en cambio, se parece a una heredad: le quita para siempre a su propietario todas las preocupaciones.
- La semejanza entre el genio y el demente es que viven en un mundo diferente del que está presente para todos.
- Un obstáculo capital del progreso del género humano es que la gente no escucha a quienes hablan con más sentatez, sino a quienes hablan más alto.
- Nada es tan implacable ni tan cruel como la envidia; y, sin embargo, en despertarla es en lo que principalmente nos esforzamos, de manera constante.
- Una corona de laurel es una corona de espinas revestida de hojas.
- La gente habitual piensa únicamente en pasar el tiempo; quien tiene algún talento, en utilizarlo.
- Con una obra de arte hemos de comportarnos igual que con un rey: colocarnos delante y aguardar a que nos diga algo.
- Los huesos son la caja de resonancia de los nervios. Los genitales, la caja de resonancia del cerebro.
- Ningún dinero está más ventajosamente empleado que el que nos estafan: pues lo cambiamos directamente por prudencia.
- Si el ser humano estuviera destinado a pensar, no tendría oídos.
- Todo lo que se entrega al público por escrito se parece a un medicamento administrado a todo el mundo: a veces causa efecto enseguida, a veces no, a veces desaparece sin causar efecto, a veces lo causa muy tarde, al cabo de años, y a veces muestra su efecto en sitios donde no se sospechaba y de una manera en la que no se pensaba.
- Cuando uno está solo arriba y los otros no pueden subir, tiene que rebajarse a ellos si no le gusta estar solo.
- Hay seres de los que no se concibe cómo llegan a caminar sobre dos piernas, aunque eso no signifique mucho.
- Dígase lo que se diga, el instante más feliz de las personas felices es el de dormirse, y el más infeliz de las infelices, el de despertarse.
- El gran público opina que con los libros es como con los huevos: que hay que consumirlos frescos. Por ello echa mano siempre de las novedades.
|