SUMARIO
Editorial
Jorge Guillén
La sangre al río
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Silvina Ocampo
Al rencor
La visión
Juan Ramón Jiménez
Yo no soy yo
Ida Vitale
Fiesta propia
Elizabeth Azcona Cranwell
Nostalgia
César Vallejo
Quédeme a calentar la tinta en que me ahogo
Los mineros salieron de la mina
Oliverio Girondo
Rata - Sirena - Fáustica
Dónde
Silvia Plath
Lady Lázaro
Blanca Varela
Canto Vilano
Gabriel García Márquez
Si alguien llama a tu puerta
Adelanto del libro
“ANTOLOGÍA POÉTICA”
de Miguel Oscar Menassa
A mí la poesía me lo permite todo
Aforismos
Agenda Grupo Cero

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César Vallejo

Perú, 1892

QUÉDEME A CALENTAR LA TINTA
EN QUE ME AHOGO

Quédeme a calentar la tinta en que me ahogo
y a escuchar mi caverna alternativa,
noches de tacto, días de abstracción.

Se estremeció la incógnita en mi amígdala
Y crují de una anual melancolía
Noches de sol, días de luna, ocasos de París.

Y todavía, hoy mismo, al atardecer,
digiero sacratísimas constancias,
noches de madre, días de biznieta
bicolor, voluptuosa, urgente, linda.

Y aún
Alcanzo, llego hasta mí en avión de dos asientos,
Bajo la mañana doméstica y la bruma
Que emergió eternamente de un instante.

Y todavía,
aun ahora,
al cabo del cometa en que he ganado
mi bacilo feliz y doctoral,
he aquí que caliente, oyente, tierra, sol y luna,
incógnito atravieso el cementerio,
tomo a la izquierda, hiendo
la yerba con un par de endecasílabos,
años de tumba, litros de infinito,
tinta, pluma, ladrillos y perdones.

 


El horizonte en llamas de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 81x100 cm.

LOS MINEROS SALIERON DE LA MINA

Los mineros salieron de la mina
remontando sus ruinas venideras,
fajaron su salud con estampidos
y, elaborando su función mental
cerraron con sus voces
el socavón, en forma de síntoma profundo.
¡Era de ver sus polvos corrosivos!
¡Era de oír sus óxidos de altura!
Cuñas de boca, yunques de boca, aparatos de boca (¡Es formidable!)
El orden de sus túmulos,
sus inducciones plásticas, sus respuestas corales,
agolpáronse al pie de ígneos percances
y airente amarillura conocieron los trístidos y tristes,
imbuidos
del metal que se acaba, del metaloide pálido y pequeño.
Craneados de labor,
y calzados de cuero de vizcacha,
calzados de senderos infinitos,
y los ojos de físico llorar,
creadores de la profundidad,
saben, a cielo intermitente de escalera,
bajar mirando para arriba,
saben subir mirando para abajo.
¡Loor al antiguo juego de su naturaleza,
a sus insomnes órganos, a su saliva rústica!
¡Temple, filo y punta, a sus pestañas!
¡Crezcan la yerba, el liquen y la rana en sus adverbios!
¡Felpa de hierro a sus nupciales sábanas!
¡Mujeres hasta abajo, sus mujeres!
¡Mucha felicidad para los suyos!
¡Son algo portentoso, los mineros
remontando sus ruinas venideras,
elaborando su función mental
y abriendo con sus voces
el socavón, en forma de síntoma profundo!
¡Loor a su naturaleza amarillenta,
a su linterna mágica,
a sus cubos y rombos, a sus percances plásticos,
a sus ojazos de seis nervios ópticos
y a sus hijos que juegan en la iglesia
y a sus tácitos padres infantiles!
¡Salud, oh creadores de la profundidad…! (Es formidable)

 

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA