SUMARIO
Editorial
Leopoldo de Luis
Los nombres de las cosas
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
José Portogalo
Elogio del esfuerzo
Walt Whitman
Una araña paciente y silenciosa
Juan Gelman
Fábricas de amor
Alejandra Pizarnik
Nemo
La noche
La luz caída de la noche
Anillos de ceniza
Ojos primitivos
Silvia Plath
Las voces
Guillaume Apollinaire
Cortejo
Julio Cortazar
Toco tu boca
Mario Benedetti
Síndrome
Charles Baudelaire
El hermoso navío
Lord Byron
Melodía hebrea
Vicente Aleixandre
Total amor
Adelanto del libro
“ANTOLOGÍA POÉTICA”
de Miguel Oscar Menassa
Hoy estoy casi muerto
Aforismos
Agenda Grupo Cero

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Julio Cortázar

Bélgica, 1914

TOCO TU BOCA

"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad, elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde el aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces, mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua".

Mario Benedetti

Uruguay, 1920

SÍNDROME

Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.

Charles Baudelaire

Francia, 1821

EL HERMOSO NAVÍO

Yo deseo relatarte, ¡oh, voluptuosa hechicera!
Los diversos atractivos que engalanan tu juventud;
Pintar quiero tu belleza,
Donde la infancia se alía con la madurez.
Cuando barres el aire con tus faldas amplias,
Produces el efecto de un hermoso navío haciéndose a la mar,
Desplegado el velamen, y que va rolando
Siguiendo un ritmo dulce, y perezoso, y lento.
Sobre tu cuello largo y torneado, sobre tus hombros
opulentos,
Tu cabeza se pavonea con extrañas gracias;
Con un aire plácido y triunfal
Atraviesas tu camino, majestuosa criatura.
Yo te quiero relatar, ¡oh, voluptuosa hechicera!
Los diversos atractivos que engalanan tu juventud;
Pintarte quiero tu belleza,
Donde la infancia se alía a la madurez.
Tu pecho que se adelanta y que realza el muaré,
Tu seno triunfante es una bella armadura
Cuyos paneles combados y claros
Como los escudos atajan los dardos;
¡Escudos provocadores, armados de puntas rosadas!
Armario de dulces secretos, lleno de buenas cosas,
De vinos, perfumes, licores
Que harían delirar los cerebros y los corazones
Cuando vas barriendo el aire con tu falda amplia,
Produces el efecto de un hermoso navío haciéndose a la mar,
Desplegado el velamen, y que va rolando
Siguiendo un ritmo dulce, y perezoso, y lento.
Tus nobles piernas, bajo los volados que ellas impulsan,
Atormentan los deseos oscuros, y los acucian,
Como dos hechiceros que hacen
Girar un filtro negro en un vaso profundo.
Tus brazos, que se burlarían de precoces Hércules,
Son de las boas relucientes los sólidos émulos,
Hechos para estrechar obstinadamente,
Como para estampar en tu corazón, tu amante.
Sobre tu cuello largo y torneado, sobre tus hombros
opulentos,
Tu cabeza se pavonea con extrañas gracias;
Con un aire plácido y triunfal
Atraviesas tu camino, majestuosa criatura.

NADIE, NUNCA, ME ALCANZARÁ, SOY LA POESÍA