SUMARIO
Editorial
León Felipe
La prueba
Notas de Dirección
Carmen Salamanca
Oliverio Girondo
Lo que esperamos
Para llorar
Rata - Sirena - Fáustica
Los amantes
Piedad Bonnet
Contabilidad
Regreso
León Felipe
Estamos en el llanto
¿Quién es el obispo?
Me voy porque la tierra, el pan y la luz ya no son míos
Mario Benedetti
Táctica y estrategia
Rostro de vos
Adelanto del libro
“ANTOLOGÍA POÉTICA”
de Miguel Oscar Menassa
A los cuarenta y cinco
Hay cosas de la infancia que no vuelven
Aforismos
Agenda Grupo Cero

Descargar nº 180 en PDF

Oliverio Girondo

Argentina, 1891

RATA - SIRENA - FÁUSTICA

¿Te molesta que roa tu techo,
tu silencio?

Pero dime
-si puedes-
¿qué haces,
allí,
sentado,
entre seres ficticios
que en vez de carne y hueso
tienen letras,
acentos,
consonantes,
vocales?

¿Te halaga,
te divierte
que te miren,
se acerquen,
y den vueltas y vueltas
antes de permitirles
echarse,
como un perro,
en tus páginas yertas?

Podrá tu pasatiempo ser harto inofensivo;
pero alguien que posee los dientes más prolijos,
más agrios que los míos,
al elegir la víscera que ha de roerte un día
-si es que ya no se aloja en una de tus venas-,
torna estéril y absurdo
ese fútil designio de escamotear la vida.

Allí están las ventanas
que te dan un pretexto
para abrir bien los brazos.

Asómate al marítimo
bullicio de las calles.

¿No oyes una sirena que llama desde el puerto?

 

LOS AMANTES

¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.

Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.

Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.

Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.


El sueño de Tarzán de Miguel Oscar Menassa.
Óleo sobre lienzo de 100x81 cm.

w w w . l a s 2 0 0 1 n o c h e s . c o m